El doctor Jorrín, el cubano que vivió rodeado de misterios y desapareció de su tumba

Redacción

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El doctor Jorrín, el cubano que vivió rodeado de misterios y desapareció de su tumba

La historia del poblado de Remedios en Cuba no se basa solamente en las tradicionales fiestas y parrandas sino también en toda una serie de mitos y personajes históricos que hacen del lugar sin dudas un destino evidente para los visitantes foráneos y los escritores cubanos que han conformado casi toda una serie literaria en la que se tratan los misterios y leyendas de Remedio. En esta ocasión estaremos tratando la vida de un personaje en particular: el Doctor Jorrín.

Se cuenta que por allá por los años 1920 casi ya por los 30, no existe la exactitud de la fecha, llegó a Remedios y de forma muy reservada un señor llamado Manuel Delgado Jorrín, médico de profesión quien vino a vivir a una amplia y lúgubre casona colonial situada en las afueras del pueblo, al final de la calle San Simón (hoy Fé del Valle) donde ésta entronca con la carretera que va al pueblo de Zulueta. Allí además de su vivienda instalo un consultorio para atender a pacientes aquejados de los más diversos males pues el doctor Jorrín, como se le conocía, era casi una de estas personas que uno le dice que es músico, poeta y algo de loco, lo mismo atendía a una embarazada que curaba dolencias ortopédicas, psiquiátricas, urinarias, oftalmológicas, hacia remedios y hasta daba consultas espirituales.

Siempre existieron comentarios y dudas sobre la procedencia del ilustre médico, algunos coincidían en que Jorrín era Francés debido a su acento, lo cierto era que su profesión si había sido estudiada en Francia. Además el médico practicaba algo de espiritismo, brujería y pertenecía a una secta de tendencia yoga que le aportaba ciertos poderes mágicos.

El doctor Jorrín era alto, enjuto, de color cobrizo casi negro, ojos pequeños y penetrantes, algo cargados de hombros, vestía con desaliño y cubría su cabeza. La casa no era menos complicada, su aspecto era misterioso, rodeada por una cerca de piedra cubierta por una tupida enredadera que imposibilitaba la visibilidad; en la puerta una enorme piedra lisa, de las llamadas ‘’ de rayo’’ el interior desordenado, adónde solo se podía pasar en compañía de un sirviente que obligaba al visitante a dar recorrido por distintas habitaciones hasta llegar a la consulta, la cual tenía varias puertas de acceso por donde aparecía de repente el doctor.

En un costado de la casona crecían una frondosa ceiba y un pino que competían en altura, y también fueron objetos de versiones fantásticas para la creativa imaginación popular, pues representaban la fuerza y la grandeza, además de existir debajo de la ceiba un ‘’plante’’ que le suministraba al hombre incalculables poderes sobrenaturales. Parece que el doctor se sintió muy solo y un buen día le quitó la mujer a un gallego llamado Miguel González.

El doctor se convirtió en una especie de mito, no se dejaba ver nada más que por personas de su confianza, salía a la calle en contadas ocasiones para visitar a pacientes , sólo lo hacía en  horario nocturno montado un coche tirado por dos caballos, con las cortinitas bajas para evitar la mirada de curiosos, dicen que dormía a la manera de los yogas hindúes sobre una tabla llena de puntillas, que conversaba con los muertos y hasta que tenía el don de convertirse en animal para poder escapar de sus enemigos.

El doctor Delgado Jorrín murió en la década de 1970, fue velado en su casa con bastante discreción por su hija y algunos allegados y después del entierro, para general estupor y aumento de fanatismo popular, su cadáver ¡Desapareció del cementerio local!

Lo cierto es que, aún hoy, muchos en Remedios comentan sobre los ruidos extraños que se sienten en las noches cerca de la casa lúgubre y silenciosa donde vivió el doctor Jorrín. Parece que su espíritu aún anda por allí.