¿Sabías que La Habana está llena de “calles enanas” y casi desconocidas?

Redacción

¿Sabías que La Habana está llena de "calles enanas" y casi desconocidas?

La Habana ha cautivado a muchos a través de sus años con sus encantos, misterios, historias y curiosidades. Después del siglo 19 se nombró a parte de esta como La Habana Vieja. Muchas de sus calles están hechas de adoquines de la época colonial y, con el paso del tiempo, hasta las más pequeñas callejuelas han sido nombradas.

La más chica de estas es la de Enna, la cual se encuentra justo detrás del Templete y de la célebre Ceiba. Esta calle, recibió su nombre por allá por 1851, en honor al General Segundo Cabo, Manuel Enna.

Luego de dejar atrás la Plaza de San Francisco, la Basílica Menor y el Convento de San Francisco de Asís, se encuentra otra minúscula calle que lleva por nombre Callejón de Churruca, en honor a un marino español famoso, el brigadier de la Real Armada Cosme Damián Churruca y Elorza.

Otras dos pequeñas calles se encuentran en la antigua Calle Paula: el Callejón del Conde y el Callejón de Bayona. Ambas fueron nombradas de esta forma por el Conde de Casa Bayona, Don José Bayona y Chacón, dueño de los terrenos sobre los que se abrieron estas calles.

La pequeña Calle Velasco se encuentra paralela a las calles San Isidro y Desamparados y entre las calles Habana y Compostela. Ésta debe su nombre al valiente Capitán de Navío, Don Luis de Velasco, gobernador del Castillo de los Tres Reyes del Morro.

Calle Porvenir recibió por nombre el pequeño callejón que se encuentra ubicado paralelamente a las calles Sol y Luz. Esta termina en uno de los costados del Convento de Santa Clara. Curiosamente, hasta 1899, esta calle recibía por nombre el Callejón de la Samaritana.

Con tan solo una cuadra se encuentra la Calle del Cristo entre Teniente Rey y Muralla. Antiguamente era conocida como la Calle Nueva del Cristo.

Uno de los nombres que más suena es el del Callejón del Chorro, que desemboca a la Plaza de la Catedral. Recibió este peculiar nombre porque justo allí de desaguaba la Zanja Real, desde finales del siglo 16.

El Callejón de Espada, colindante con la Calle Peña Pobre, debe su nombre a que en este callejón viviera el ilustre obispo de La Habana, Don Juan José Díaz de Espada y Fernández de Landa, el protector del padre Félix Varela. Anteriormente al siglo 19, cuando en él viviera el Obispo Espada, se le llamaba el Callejón del Ataúd.

La Habana vieja resulta enigmática e incluso hasta los nombres de sus calles poseen su pedacito de la historia. ¿Conocías estas calles “enanas”?