Operaciones de agrandamiento de senos en Cuba… un negocio jugoso en el mercado negro

Redacción

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Operaciones de agrandamiento de senos en Cuba... un negocio jugoso en el mercado negro

Que en Cuba se puede encontrar casi cualquier cosa en el mercado negro no es un secreto para nadie. Sin embargo, que en los hospitales estatales algunos médicos estén cobrando ilegalmente operaciones de senos se pasa de castaño oscuro.

Al menos eso es lo que cuenta Talía, un travesti que asegura pagó 320.00 CUC en un hospital del Cerro para que le colocaron los implantes de silicona por los que ya había pagado otros 850.00.

La operación según cuenta se hizo a toda prisa, sin intubarla siquiera. Abrieron, manipularon, cosieron y la mandaron para su casa.

A pesar de que la gruesa voz de Talia y sus espaldas anchas revelan que fue un hombre, ella se siente feliz con sus grandes senos artificiales y presume de ellos. No es para menos, lo apostó y entregó todo por ellos.

Desde el principio el médico le advirtió a lo que se enfrentaba. Le explico que no podía intubarla ni aplicar anestesia porque esas operaciones se hacían a escondidas; la misma razón por la que no podía llevarla a un salón de operaciones.

Pero a ella no le importo porque su sueño era tener unas tetas bien grandes que la hicieran sentir mujer. Así que se metió en un minúsculo cuartico del hospital sin esterilizar y aguantó todo el procedimiento consciente. Sintió muchísimo dolor y miedo. No miedo a morirse, sino a que descubrieran todo y perdiera sus ansiados senos.

Talía siempre tuvo la opción de esperar. Las operaciones legales se realizan en Cuba a través del CENESEX y de forma gratuita; pero son muy escasas. Ella lo entiende. Sabe que si operaran gratis a todos los travestis que en Cuba quieren ponerse tetas a los médicos “se le llenarían las consultas de pájaros”.

Considera que sería mejor que se cobrara, pues igual los travestis se están operando de forma ilegal con grandes riesgos para su vida; y eso es mucho peor.

Ella lo sabe bien. Su operación duró cuatro horas y fue tanto el dolor que al final se desmayó. Así y todo el médico no le permitió ni recuperarse. El riesgo de ser descubiertos y perderlo todo era demasiado y había que terminar rápido.

Igual el doctor “explotó”. No por Talía, sino por una amiga suya que después que este la operó, le den
unció para no tener que pagarle. Perdió su título y fue a prisión; pero Talía sabe que Cuba está llena de travestis con tetas y que ese médico no las puso todas.

En el fondo, Talía cree que se lo merece. Los médicos que hacen esas operaciones ilegales son, a su juicio, unos irresponsables, que no sólo juegan con la vida de los pacientes conociendo los riesgos, sino que contaminan los hospitales, pues muchísimos travestis son seropositivos.

Sin embargo, Talía (quien tiene 34 años, es seropositiva y prostituta) no dudaría en acudir a ellos de nuevo si se le presenta la oportunidad. Su deseo de cambiar es más fuerte que sus aprehensiones y quiere unas nalgas bien grandes para estar completa.