La Habana, una ciudad de pocos ricos y muchos pobres…

Redacción

La Habana, una ciudad de pocos ricos y muchos pobres...

En los últimos años La Habana está viviendo a ritmo acelerado una ola de inversiones que renueva su infraestructura cascada por el paso del tiempo y la desidia. Dividiéndose en dos: ciudad para ricos y ciudad para pobres.

Ya cuenta con hoteles cinco estrellas plus y otros vienen en camino, edificios públicos restaurados con minuciosidad y lujosos negocios privados.

Todo lo que está provocando que cada vez se abra más la brecha de la desigualdad entre sus habitantes, que sienten que habitan dos ciudades distintas: una Habana de los ricos (que son los menos) y otra Habana de los pobres (la inmensa mayoría).

Estos cambios se notan, sobre todo, en la parte más antigua de la urbe, en los municipios de Habana Vieja y Centro Habana, que buscan explotar su exótico atractivo para el turismo internacional.

Por una parte se encuentra la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC) que trabaja en transformar lo que siempre fue un puerto comercial en uno de tipo turístico, restaura edificios patrimoniales y convierte locales en boutiques.

Del otro, las empresas extranjeras que levantan hoteles a toda velocidad en un país donde construir un biplanta de cuatro apartamentos suele demorar décadas de burocracia y espera.

La construcción del Gran Manzana, frente al Parque Central, demostró que cuando el negocio es llevado de la mano por los inversores extranjeros los plazos no son incumplibles (aunque hayan tenido que contratar trabajadores indios para lograrlo).

“Las grúas son sinónimo de inversiones, de desarrollo constructivo y de infraestructura. Aquí se ven apenas unas cinco y todas en cosas del turismo”, expresa un conductor de ómnibus que se lamenta de que no se construya con igual entusiasmo para resolver el problema de la vivienda en la Isla.

Algo que les duele a los habaneros que habitan en numerosos edificios en peligro de derrumbe: “Los cambios me parecen muy bien, pero lo que no tiene que ver con el corazón del Centro Histórico se está cayendo a pedazos y no hay proyección alguna de esa parte. Hay calles y calles a las que no ha llegado el beneficio de los arreglos”, expresa un vecino de la Habana Vieja.

“A nosotros nos van quedando las cosas de tipo cultural: el Gran Teatro –para quien consiga entradas-, los museos, los paseos por La Habana Vieja y alguna que otra oferta barata, lo demás, es para el turismo o una parte de la población que no es mayoría”, agrega Alejandro García, un estudiante de 25 años.