Yolanda Brito y la historia olvidada de su misterioso suicidio en La Habana

Andrés Parra

Yolanda Brito y la historia olvidada de su misterioso suicidio en La Habana

El Hotel Habana Libre tuvo la suerte de contar durante algunos años con el talento de Yolanda Brito, una estupenda y preciosísima cantante que acaparó rápidamente la atención de las personas más importantes de Cuba.

La muchacha nació en La Habana, el 21 de mayo de 1937. Fue integrante del cuarteto “Los Modernistas”, entre otras agrupaciones a lo largo de su carrera. Solía presentarse en solitario en la producción Madame Pa’ Ca del cabaret Caribe del renombrado hotel habanero.

La que fue esposa del mundialmente galardonado músico cubano Leo Brouwer, gozó de gran aceptación por parte del público y de la crítica en su carrera artística, comenzando por su inmersión en la obra del Teatro Musical de La Habana, bajo la dirección del mexicano Alfonso Arau, en 1962.

Interpretó canciones creadas por su esposo y por famosos compositores y trovadores, como Silvio Rodríguez, Alfredito Martínez, Alfredo Brito, Isolina Carrillo y Fernando Mulens.

La joven solo tenía 33 años cuando fue encontrada sin vida, el 27 de abril de 1971, a raíz de un sorprendente suicidio. De hecho, se pensó que el motivo por el que la cantante se quitó la vida era porque padecía de ninfomanía (también conocida por “hipersexualidad”) desde que era adolescente, la que constituye una enfermedad aún bastante desconocida e inexplicada por la ciencia en la actualidad, además de un fuerte tabú.

Este suicidio constituyó el cuarto intento de inmolación que la cantante llevaba a cabo, siendo este el exitoso.

Como ya había pasado por 3 amargos tragos, decidió jugar a la segura e ir a por todas: se cortó las venas, tomó veneno y abrió las llaves del gas de su apartamento, todo a la vez. Resultaba imposible que esta vez fallara.

Su muerte nunca fue abordada en la prensa nacional, pero el pueblo lo supo y, poco a poco, el rumor se fue regando, cargándose con chismes, comentarios, especulaciones y burlas.

Brouwer fue también calumniado y muchos pensaron que la muerte de su esposa fue responsabilidad suya. Su público nunca la olvidó ni la olvidará, y por décadas su destello ha quedado, embriagado por una enorme tristeza.