Beyoncé, un cubano homosexual que quiso hacer carrera militar en Cuba

Redacción

Beyoncé, un cubano homosexual que quiso hacer carrera militar en Cuba

Beyoncé, como prefiere que lo llamen, vende su cuerpo por unos pocos dólares en los alrededores del antiguo paradero de la Víbora, en La Habana.

Durante el día trabaja como maestro en una escuela secundaria básica, pero de noche “sale de cacería” y recorre varias calles de la Calzada de 10 de octubre vistiendo como una mujer. Con ropa ajustada, una peluca rubia, tacones altos y un perfume chillón, Beyoncé se siente la reina de la noche en esa zona capitalina.

Recuerda que hace algunos años lo citaron al comité municipal de reclutamiento para realizarse un examen médico que avalara su ingreso al Servicio Militar General.

“Cuando me presenté vestida de mujer, un oficial me mandó de vuelta para mi casa. Con tono visiblemente molesto me dijo ‘A las instituciones estatales hay que presentarse con ropa adecuada’. Recuerdo que entre otras le cosas le dije a semejante cromañón: ‘Niño ¿y acaso yo estoy aquí desnuda? ¿O es que acaso los homosexuales no tenemos derecho a defender la patria? ‘. El militar dio media vuelta y se retiró”, contó Beyoncé sobre aquel mal momento.

De acuerdo a este travesti cubano, la oficina de reclutamiento ni siquiera se tomó la molestia de citarlo por segunda vez.

“A mí la vida militar me gustaba, e incluso hubiese querido llegar a ser capitán. Te imaginas estar rodeada de tantos machos todo el día. Me hubiesen cambiado el nombre a Beyoncé la cantimplora”, dice riendo.

El caso de Seguey fue bien distinto. Siempre estuvo consciente que era una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre.

“Desde que estaba en la secundaria me gustaban los hombres, pero tuvo que llevar una doble vida para no darle el disgusto a mis padres. Hacía deporte, hablaba como el más macho, pero ninguna mujer me atraía. Las relaciones con hombres las mantuve siempre por detrás del telón. Cuando terminé el pre, me llamaron para el Servicio Militar”, cuenta.

“Eso fue por allá por la década del 90. Cuando llegó la hora del examen físico tuve que quitarme la ropa y abrir el fondillo. El médico que estaba allí me llamó aparte para hacerme una especie de interrogatorio oficial. No negué nada, le dije que sí, que era homosexual, pero que no quería que mi familia se enterara. Me dieron la baja de inmediato, pero no me hicieron el menor caso a lo que había dicho y un oficial se lo contó todo a mi padre. No es que me enamorara el aquello de convertirme en recluta, pero siempre me pregunté por qué un gay no podía ser soldado”.

Al respecto, el capitán Yosvany, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, señaló en una ocasión que, a los ex convictos, contrarrevolucionarios o gays, no se les permite integrar las filas de la institución.

“Que se tolere a los homosexuales no quiere decir que se tengan que aceptar en todos los sitios. Tanto en el ejército como en la policía se necesita virilidad y comportarse de una manera responsable. Un delincuente no va a tener el más mínimo respeto a un policía con plumas. En el caso de las fuerzas armadas, un gay puede ser más patriota que nadie, pero es un estorbo por su conducta. Esa norma no solo se aplica en Cuba. Creo que en ningún ejercito del mundo quieren gays entre sus filas”, añade.

“De vez en cuando se cuela un m… tapiñado. Estuve en varias unidades en las que se llegaron a dar casos de relaciones homosexuales. Pero cuando pasa ese tipo de cosas, al momento al soldado u oficial se le da baja deshonrosa”, concluye.