Los “buzos”, el pobre negocio de vivir de la basura en Cuba

Redacción

Los "buzos", el pobre negocio de vivir de la basura en Cuba

Cuando comienza a caer la noche comienzan a entrar en escena en Cuba los llamados “buzos”. Así se les llama en el argot popular de la Isla a quienes viven de sacar cosas de la basura.

Uno de estos buzos dice llamarse Jústiz y pasa la mayor parte del día bajo los efectos del alcohol. Su alimentación consiste en un poco de arroz y par de croquetas de cualquier cosa. El color de su piel es amarillento, sus brazos delgados y el rostro lo tiene como hinchado. Al hablar emana el fuerte aliento del último cañangazo de ron de mala muerte que se tomó.

Con su ropaje raído y sucio, y pidiendo a gritos un baño (con manguera a presión), Jústiz intenta explicar los motivos por los que rebuscar en los basureros puede llegar a ser un buen negocio.

Lo más parecido al reciclaje lo hacen los “buzos”

“La gente aquí está mareada con eso, pero en los grandes países capitalistas la basura es un negociaso. Hay personas que incluso se hacen millonarios con la basura. El gobierno no está consciente del bizne que está dejando pasar”, cuenta.

“En donde botan los desperdicios del matadero lo mismo me puedo encontrar pollos enteros, que trozos responsables de carne de cerdo. También he podido sacar algunos equipos que todavía sirven y que luego se le sacan algunos pesos. Eso sí, hay que tener un ojo del carajo para estar pendiente que la policía no nos coja en esto, sino nos meten tremendas multas. Por lo demás, es un negocio en el que lo único que se invierte es un poco de tiempo y que se le saca plata sin sudar mucho”, asegura.

Los buzos se reparten “las aguas en las que se zambullen”. Ninguno se mete en los terrenos de los otros para evitar acaloradas peleas en las que lo mismo vuela un zapato viejo que una bocina de televisor caribe.

Estas personas malamente comen una comida caliente al día en el mejor de los casos y residen en residen en casuchas “llega y pon” en las periferias de la capital. La mayor parte no cuenta ni tan siquiera con la documentación necesaria para residir en La Habana y son una especie de emigrantes en su propia tierra. De acuerdo al decreto 217, vigente desde el año 1997, las autoridades están autorizadas a deportarlos a sus respectivas provincias.

Los buzos ya son colonia, pueblo marginal.

A todos aquellos que viven en La Habana sin contar con una dirección en la misma, se les torna casi imposible conseguir un trabajo de manera legal, por lo que tiene que hacerlo por la izquierda y “morder” cualquier oportunidad que se presente para intentar luchar el sustento diario.

En no pocas ocasiones las autoridades han llevado a cabo batidas contra estos buzos, ya que se les acusa de comercializar todo tipo de artículos que se encuentran en los basureros y por poner en riesgo tanto su salud como la de sus posibles clientes.

El andar hurgando en la basura entraña no pocos riesgos para la salud. Esta práctica puede llegar a desencadenar enfermedades tanto en la piel como digestivas. Las personas que se dedican a este tipo de actividades, muchas veces terminan padeciendo de parasitismo intestinal, hepatitis y otra serie de enfermedades.

Ante el vacío legal para arrancar de raíz el “mal de los buzos”, las autoridades cubanas han tratado minimizar el asunto al alegar que se trata de personas con dependencia al alcohol, que tienen algún tipo de trastorno o que su conducta no es normal.