Guarderías privadas en Cuba, el negocio que se abre paso para los padres con bolsillos que se lo permitan

Redacción

Guarderías privadas en Cuba, el negocio que se abre paso para los padres con bolsillos que se lo permitan

Sucede que los círculos infantiles poseen una capacidad de matrícula que se encuentra muy por debajo de la demanda (sólo cubren el 20 % de las necesidades, según ha reconocido la misma ministra de Educación Ena Elsa Velázquez). Ante esta situación no causa asombro que se multipliquen los negocios privados dedicados al cuidado de los niños como las guarderías privadas y las llamadas cuidadoras.

En un país como Cuba, donde la población envejece y se multiplica la necesidad de que las generaciones más jóvenes trabajen las madres encuentran cada vez más dificultades para poder obtener plazas en los círculos infantiles estatales y poder continuar con su vida laboral. Sólo los padres que pertenecen a los “sectores priorizados” o tienen “contactos” en el Ministerio de Educación logran agilizar el trámite y obtenerlas en un tiempo más o menos breve.

Estos últimos operan como cuentapropistas con la licencia de “asistente infantil para el cuidado de niños” y entran dentro del régimen simplificado de tributación (pagan apenas un impuesto mensual de 20.00 pesos y no deben hacer declaración jurada anual ante la ONAT).

Para poder ejercer se le exige sólo una licencia de salud del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) y no tienen la obligación de realizar ningún tipo de trabajo didáctico o educativo, pues su función, según los términos de la licencia, consiste en “cuidar” y no en “educar”.

Las casas privadas dedicadas a cuidar niños funcionan bajo el amparo legal de licencias para cuidadoras por cuenta propia

A diferencia de los círculos infantiles, donde se prioriza la labor educativa y se busca que el niño se prepare para su ingreso en la vida escolar, la mayoría de las “cuidadoras” se limita a vigilar a la decena de niños que tiene bajo su guarda y a ponerles televisión todo el día para mantenerlos tranquilos.

Esto limita su interacción social y entorpece el desarrollo de los infantes. Pero los padres, que precisan trabajar, no encuentran otra alternativa y finalmente transigen en pagar por este servicio.

Los círculos infantiles suelen ser exigentes con los niños en aras de su desarrollo: Exigen que el niño no use culeros para que aprenda a avisar lo más pronto posible de sus necesidades fisiológicas, que caminen, que coman de todo y que le hayan salido todos los dientes antes de aceptarlo.

Las cuidadoras suelen ser menos exigentes – lo que resulta un alivio para muchos padres – pero esta permisibilidad termina por atrasar el desarrollo de los infantes.

Entre los parámetros exigidos entran el estado constructivo e higiene de la casa

Ante esta situación han comenzado a multiplicarse las guarderías privadas en el país, un negocio que busca “solucionar” los puntos débiles tanto de los círculos infantiles como de las cuidadoras.

Para abrir una guardería privada es preciso solicitar una licencia sanitaria que otorgan las autoridades. Interviene un inspector que visita la casa y da o no el visto bueno. Entre los parámetros exigidos entran el estado constructivo e higiene de la casa, si tiene televisor, refrigerador, así como una investigación para conocer si esta familia tiene o no buena conducta social y prestigio en el barrio.

Cuentan con personal especializado – licenciadas en Educación Preescolar y antiguas trabajadoras de los círculos infantiles que se han pasado al sector privado, mucho mejor remunerado – y al igual que las instituciones estatales se preocupan por la formación, la alimentación balanceada y la formación de los niños.

Como los círculos infantiles rechazan las comidas elaboradas en casa y cocinan sus propios alimentos, de los que guardan muestras por 72 horas como exige la ley.

Aprovechando, además, que cuentan con personal calificado realizan las actividades de acuerdo con las indicaciones del Ministerio de Educación y se preocupan por la educación física, el desarrollo de la lengua materna, dan clases de música y danza y realizan diagnósticos para valorar de forma individual el desarrollo de cada niño.

Para abrir una guardería privada es preciso solicitar una licencia sanitaria que otorgan las autoridades

En algunas de las mejores guarderías privadas se les imparten hasta nociones de ajedrez, inglés o teatro.

Las condiciones materiales y sanitarias de las guarderías infantiles son mucho mejores que las de los círculos infantiles (y además reciben inspecciones mucho más rigurosas).

Su personal es cada vez más calificado y por tanto son también cada vez más los padres que las prefieren en detrimento de las instituciones estatales.

La mayoría de las casas que cuidan niños cobran unos 10 CUC promedio. Por lo general los padres deben llevar los alimentos, líquidos, ropas y hasta el catre en el que el niño hará la siesta del mediodía.

Otras guarderías en La Habana, que no identificamos por razones de seguridad, tienen dos paquetes para atender a sus clientes.

Por 100 CUC al mes su hijo recibe almuerzo, meriendas, culeros desechables y el programa educativo por edades que imparten las educadoras, todas licenciadas en Educación. Pero si paga 120 CUC tendrá además de todo esto “una nana específicamente para su bebé de lunes a viernes”.

Algunas guarderías ofrecen enseñanza de calidad acorde a las edades, cuentan con enfermeras y hasta enseñan idioma inglés

El problema radica en que también son muchísimo más caras pues funcionan bajo la ley de la oferta y la demanda; y, como sólo pueden acoger por ley a diez niños esto obliga a los dueños a subir cada vez más los precios para poder obtener un adecuado margen de ganancia.

Contradictoriamente, para los círculos estatales el hecho de que se multipliquen las guarderías privadas no ha llevado a un alivio de la demanda. Con el crecimiento de estos negocios han comenzado a pasarse al sector cuentapropista las “seños” de los círculos infantiles en busca de mejores condiciones salariales.

Así se han ido descapitalizando los círculos infantiles y no pueden ofertar más plazas por la sencilla razón de que no poseen el personal suficiente para atender a los niños.

Cierto que, cada vez más las guarderías se parecen en lo mejor y se alejan de lo peor de los círculos infantiles, pero las autoridades del MINED insisten en verlas aún como si se tratara de “cuidadoras”: Las inspecciones que reciben se limitan a cuestiones de higiene y jamás se les cuestiona los métodos que emplean para educar a los niños porque esa no es su “función”.

Como en Cuba la Educación está por completo en manos del Estado, el MINED pretende ignorar que en las guarderías se está abriendo paso una enseñanza privada a nivel preescolar, con los mismo maestros formados en su sistema… Es como el que ve pero se hace el ciego.