Prado y Neptuno, una de las esquinas más famosas de toda Cuba.

Redacción

Prado y Neptuno, una de las esquinas más famosas de toda Cuba.

Una de las esquinas más famosas de la capital cubana es la de Prado y Neptuno. En esa intersección coinciden hoteles, restaurantes, tiendas y, en especial, grupos de personas que conversan, pasean, y dejan pasar el tiempo en las legendarias calles habaneras.

Uno de los edificios más antiguos está situado en esa dirección: el hotel Telégrafo, que en 1860 fuera inaugurado en la calle Amistad; y luego, en 1899, trasladado hasta su actual ubicación.

Pero quizás lo que más fama ha dado a la famosa esquina habanera, donde se ubican también el restaurante Caracas y el hotel Parque Central, es el rítmico chachachá , que ha dado la vuelta al mundo y puesto a bailar a más de una generación.

Allá por el año 1948 existía en el segundo piso del edificio de esa céntrica esquina, en los altos del restaurant, una sala de baile donde un avispado emprendedor de fiestas llamado Vicente Amores organizaba los fines de semana, una fiesta bailable amenizada por alguna orquesta de moda.

A la sala de baile de Prado y Neptuno todos tenían derecho de entrar a los bailes, y lo visitaban muchos jóvenes, sobre todo estudiantes.

La orquesta contratada era la América, y la dirigía en esa etapa Ninón Mondéjar, el director musical era Enrique Jorrín.

En esa sala de baile Jorrín dio a conocer una pieza musical que fue inscrita en el género mambo-rumba y que tituló La Engañadora.

El mismo Enrique Jorrín hubo de declarar más de una vez que ese título se lo inspiró una jovencita que entró a la sala muy desarreglada y se dirigió rápidamente al baño,  pero cuando salió lucía de lo más compuesta, bien peinada, maquillada y elegantemente vestida con un traje de hilo puro. Los músicos, que se percataron del cambio tan rápido, comentaron que esa muchacha engañaba, y uno de ellos exclamó: “¡Es una engañadora!”

Ese ritmo, bailado en pareja, causó furor a nivel internacional, y se convirtió en uno de las temas musicales emblemáticos de los años 50.

Del salón de baile situado en Prado y Neptuno ya queda sólo el recuerdo, pero la esquina quedó inmortalizada en el famoso chachachá creado en 1953 por el Maestro Enrique Jorrín, músico y compositor cubano.