Celia Margarita, la cubana que murió descuartizada y sus pedazos se encontraron por toda La Habana

Redacción

Celia Margarita, la cubana que murió descuartizada y sus pedazos se encontraron por toda La Habana

Uno de los casos que sin lugar a dudas conmovió a la sociedad cubana en la década del 30 del pasado siglo fue el del asesinato de Celia Margarita.

Era el 8 de  marzo de 1939 cuando un transeúnte halló casualmente envuelto en un saco de yute el muslo de una mujer, cercenado y aún con sangre, que yacía descubierto sobre el pavimento de una calle del barrio periférico de Buenavista, en Marianao.

Esta fue la primera pieza de lo que se convertiría en el crimen más famoso de aquel entonces. En los días siguientes aparecieron el  resto de las extremidades y el torso en varios lugares de La Habana.

Sobre la mesa de metal de la morgue se iba armando un cuerpo, aunque la cabeza no apareció hasta 8 meses más tarde en una letrina del surgidero de Batabanó, donde resultó que habitaba un familiar del presunto asesino.

Los doctores Jorge Castroverde y Carlos Criner García lograron identificar la identidad de la mujer mediante el estudio de sus arcos dentales, ya que previamente a esta le había realizado un trabajo dental. Su caso, se dice que inauguró la estomatología legal en Cuba.

Una vez que se comprobó la identidad de la víctima, apareció quien sería el primer y único sospechoso: René Hidalgo Ramos, el amante.

Ambos residían  en el edificio Larrea, calle de Monte número 969, entre Pila y Matadero, en la habitación marcada con la letra D, en la azotea.

Desde el momento en que fue detenido, y posteriormente conectado a los cables de un detector de mentiras que se usaba por primera vez en Cuba, Ramos admitió su implicación y contó cómo había muerto Celia en la noche del 2 marzo.

“La mate sin querer”, dijo el sospechoso en aquel momento.

Durante el proceso investigativo se determinó que René Hidalgo, en medio de una acalorada discusión con su amante, provocó accidentalmente que esta se golpease con la bañadera y perdiera la vida en el acto. Al ver lo que acababa de suceder, el hombre se dispuso a desmembrar el cuerpo de su amante para luego distribuirlo en paquetes en varios puntos de la ciudad.

Finalmente, Hidalgo fue condenado a 28 años de prisión en el en el Reclusorio Nacional para Hombres de la Isla de Pinos (conocido también como Presidio Modelo).

El detective Rodolfo Ortiz, quien participó con el doctor Israel Castellanos, director general del Gabinete Nacional de Investigaciones, en más de una ocasión se estuvo preguntando por qué el presunto culpable se había comportado de forma opuesta a la lógica del criminal, que suele intentar protegerse.

Seis años más tarde del escandaloso suceso se dio a la tarea de reevaluar el caso y llegó a la conclusión que Ortíz no había actuado solo y que lo más posible era que se encontraran en una fiesta íntima en la que Celia (bajo los efectos de drogas narcóticas según la prueba científica de las vísceras, tenía en su organismo sales de cocaína) sufrió un accidente en el baño y una de las personas que se encontraba en la casa decidió ayudar a cortar el cadáver y luego a distribuirlo por toda la ciudad.

Luego pasar varios años de encierro, el presunto descuartizador podía optar por el perdón presidencial tras haber cumplido ya la mitad de su larga condena.

Por aquel entonces, el jefe entonces de la policía secreta, Enrique Fernández Parajón, abogó por la naturaleza noble y mansa del condenado, junto a quien había estudiado en su juventud.

“Su conducta siempre fue ejemplar. No alcanzo a recordar ninguna pelea en la que estuviese involucrado. Era un muchacho juicioso y considero que de ser puesto en libertad será un buen ciudadano. Su educación fue de lo mejor y pertenece a una familia honrada”, expresó el oficial.

La prensa y también varios criminalistas abogaron por su indulto, el cual le fue concedido en 1954.René Hidalgo Ramos falleció en 1992.