La casa embrujada de Juan “el Colorao” en la autopista que une a La Habana con Pinar del Río

Redacción

La casa embrujada de Juan “el Colorao” en la autopista que une a La Habana con Pinar del Río

En la Autopista que une a la occidental provincia cubana Pinar del Río con La Habana, específicamente sobre el kilómetro 78, se encuentra abandonada hace más de dos décadas la casa de Juan “el Colorao”. No se trata de una fantasmagórica vivienda como las que aparecen en las películas de terror, sino que su construcción es de mampostería y estilo moderno, con muchas más condiciones estructurales que las que suelen habitar los pobladores de la zona.

Los campesinos de las cercanías dicen que nadie se atreve a irse a vivir allí porque está “embrujada”. Solo así pudiera justificarse que en tantos años nadie la haya ocupado, más cuando númerosas familias de la zona se han quedado sin casa por los fenómenos meteorológicos que han azotado la zona.

Se encuentra abandonada desde hace más de 20 años

Según cuenta Lázaro Abreu, un campesino que tiene sus tierras en las inmediaciones, que la casa está embrujada no es ningún cuento de camino, ya que el mismo reconoce que ha escuchado ruidos extraños provenientes de allí y hasta luces ha visto en las noches.

No obstante, otros aseguran que nadie se muda allí por la sencilla razón que no tiene electricidad y que en varias ocasiones intentaron llevarla sin éxito. Lo anterior resulta un tanto dudoso de creer, ya que en país en el que hay tantos electricistas (estudiados y autodidactas), se hace raro que nadie haya podido completar tal empresa.

Algunos han escuchado ruidos misteriosos en ella y observado luces en la noche.

Otro campesino de la zona, Juan Gualberto Gutiérrez, afirma que más de uno ha intentado acondicionar la casa, pero todos han tenido que irse. Al final la ha ido rodeando una leyenda negra y ya nadie quiere aceptarla; porque para vivir con fantasmas en una casa embrujada mejor no tener casa.

La casa de Juan el Colorao, quien murió allí a una avanzada edad, cuenta con tres cuartos, comedor cocina y baño. Para acondicionarla, tan solo haría falta hacerle la plomería, la electricidad y la carpintería, ya que la estructura se mantiene en perfectas condiciones.

Otro de los campesinos de la zona asegura que varios han intentado instalarse en la casa, pero que siempre acaban largándose, ya que para vivir en una casa rodeado de fantasmas y cosas raras es mejor no tener casa.

Los vecinos aseguran que la gente no se atreve a ocuparla porque está “embrujada”.

Lázaro Abreu dice que “el miedo le hace ver cosas a la gente”, más en un lugar apartado que se vuelve más oscuro que la boca de un lobo al caer la noche. El campesino que ha vivido toda su vida en la zona, jura que en los alrededores de esa casa siempre pasaron “cosas raras”; pero que el viejo Juan “el Colorao” nunca le tuvo miedo a nada y aunque los “fantasmas” le halaran las “patas” seguía durmiendo tranquilamente.