Edelmira, la cubana que hizo a un príncipe de España a renunciar al trono con su belleza

Redacción

Edelmira, la cubana que hizo a un príncipe de España a renunciar al trono con su belleza

Es poco sabido que en las viejas monarquías europeas los cubanos han ocupado también un lugar prominente. Aunque un acontecimiento social como entrar en este mundo artificial de familias reales europeas hiciera cambiar lo que se consideraba el acceso de los plebeyos a estos círculos exclusivos que todavía existen en todo el mundo a partir de antiguas herencias de antaño.

Esta chica cubana fue Edelmira Ignacia Adriana Sampedro-Ocejo y Robato, conocida como Condesa de Covadonga después de su matrimonio con el Príncipe de Asturias Alfonso de Borbón y Battenberg en 1933. Rompieron con la tradición de las instituciones monárquicas cuando se casaron en la iglesia del Sagrado Corazón Ouchy en la Capital suiza, y de esa manera se convirtieron en los protagonistas de un acontecimiento sin precedentes.

La condesa era la hija de un comerciante cubano, Luciano Pablo Sampedro y Ocejo y su esposa Edelmira Robato y Turro quien era prima de Jorge Mañach y Robato. La joven se encontró con el príncipe en un sanatorio de Lausana donde estaba siendo tratado por su hemofilia. Se vieron una noche en un cine en la ciudad suiza de Lausana y se enamoraron. Pero realmente todo fue adverso para esta joven pareja desde el principio.

Rompieron con la tradición de las instituciones monárquicas cuando se casaron en la iglesia del Sagrado Corazón Ouchy

La familia real española no aceptó el compromiso y Edelmira pronto tuvo que sufrir la presión de los mensajeros de Alfonso XIII, ya exiliado en París, que le quitó a su hijo sus cinco coches, notablemente reducido su asignación mensual y definitivamente obligado a renunciar su derecho a la sucesión. Nadie de la Casa Real asistió a la boda religiosa o civil en Ouchy, Lausana, Suiza, el 21 de junio de 1933, y las invitaciones que el conde de Covadonga envió a amigos y conocidos le fueron devueltas “con pesar”. Frente a la amarga oposición de su padre al partido, el príncipe fue citado: “Yo la quiero y quiero casarme con ella, que Juan tenga el trono”.

Resumen después del divorcio

Por un lado, los celos desproporcionados de Edelmira y, por otro, la hemofilia sufrida por Alfonso, harían muy difícil su vida juntos. La pareja se rompió de vez en cuando, pero siempre se reunieron hasta 1937, cuando ella lo acusó de tener otra mujer. Era el final. En la ciudad de Nueva York, Alfonso pidió que se anulara el matrimonio y en La Habana, Edelmira pidió el divorcio, que finalmente llegó el 8 de mayo de 1937. En esa ocasión, la acusación de Edelmira se basó en hechos. Alfonso estaba viendo secretamente a otra mujer cubana, la modelo Marta Esther Rocafort-Altuzarra (18 de septiembre de 1913 – 4 de febrero de 1993). Se casarían el 3 de junio de 1937 en La Habana y se divorciarían unos meses más tarde.

El príncipe Alfonso renunció a sus derechos para poder casarse con Edelmira

Alfonso murió más tarde de sus heridas por un accidente automovilístico en Miami el 6 de septiembre de 1938. Fue sepultado en el cementerio y mausoleo de Woodlawn Park (hoy Cementerio y Mausoleo del Norte de Caballero Rivero Woodlawn Park) en Miami (en 1985, fue re-sepultado en el Panteón de los Príncipes en El Escorial, con asistencia de Edelmira). Después de su divorcio y su muerte, la Familia Real de España la trató bien y le concedió todos los derechos de una viuda de la Familia Real.

Ella nunca dio una entrevista en más de 60 años y nunca volvió a casarse. Cuando la madre de Alfonso, la reina Victoria Eugenie murió Edelmira se dejó algunas joyas. Ella vivió por primera vez en La Habana y después de la Revolución Cubana en 722 Cadima Avenue en Coral Gables, Florida, hasta su muerte el 23 de mayo de 1994.