¿Regresarán a Cuba los millonarios que Fidel Castro expulsó de la Isla?

Redacción

¿Regresarán a Cuba los millonarios que Fidel Castró expulsó de la Isla?

Tras el triunfo de la Revolución Cubana de 1959, el Gobierno de Fidel Castro se enfrentó directamente con la poderosa burguesía que había regido los destinos de la Isla desde la instauración de la República en 1902. Castro ganó la batalla y los millonarios cubanos tuvieron que partir al exilio dejando detrás tierras, industrias, bancos y grandes comercios.

Grandes familias como los Fanjul o los Bacardí consiguieron prosperar más allá de las fronteras de la Isla e incluso aumentar su poder en el exilio.

Otras lo perdieron todo o no volvieron siquiera a acercarse al poder del que disfrutaron en Cuba antes de 1959.

Uno de los que la Revolución de los hermanos Castro destruyó casi por completo fue Julio Lobo, quien era considerado el hombre más acaudalado de Cuba y el corredor de azúcar más influyente del mundo.

Lobo, quien coqueteó con el nuevo Gobierno cubano hasta que comprendió que iba a por todos, salió de la Isla en 1960 y perdió casi toda su fortuna, muriendo en un discreto exilio en Europa en 1983.

A los Fanjul – que también se dedicaban al negocio del azúcar – les fue, sin embargo, mucho mejor que a Lobo. Ellos reconstruyeron su imperio empresarial azucarero fuera de Cuba, sobre todo en los Estados Unidos y hoy son contemplados entre las cinco familias de origen cubano más prósperas. Tanto Pepe, como Alfonso Fanjul, los dos líderes más destacados del clan son muy conocidos en el mundo empresarial y en la política.

Las contribuciones económicas de la familia a los líderes republicanos y demócratas, tanto en la Cámara como en el Senado les ha posibilitado, además, contar con muy buenos amigos en los pasillos del Congreso de los Estados Unidos.

Más allá de las antipatías “históricas” los Fanjul son empresarios prácticos que no lloran sobre la leche derramada. Cuando en 2013 el patriarca familiar Alfonso Fanjul visitó la Isla, donde sus padres lo perdieran todo, mostró la disposición de hacer borrón y cuenta nueva con el Gobierno cubano y, en la “(…) medida que la legislación cubana cambie, la familia estaría preparada a invertir ahí de manera significativa”.

El Gobierno de Cuba, por su parte, necesitado de inversión extranjera, también se ha vuelto mucho más pragmático y ha dejado atrás las majaderías ideológicas, al menos para lo que le conviene. Así recibió por todo lo alto a Fanjul e incluso los funcionarios oficiales se reunieron con él en una de las antiguas casas de la familia.

Pero los Fanjul no son los únicos que han pensado en volver a sus orígenes. La familia Tarafa, que antes de 1959 también estuvo en el podio de la sacarocracia cubana tiene los ojos puestos en la Isla.

El patriarca de la familia José Miguel Tarafa, ha visitado Cuba en varias ocasiones y explorando las posibilidades de negocios.

Sin embargo, los especialistas son escépticos con estos acercamientos. La mayoría considera que ni los Fanjul, ni los Tarafa, ni ninguno de los antiguos millonarios cubanos, moverán ficha hasta que Cuba muestre la voluntad de hacer cambios sustanciales, incluyendo los políticos.

El caso de los Bacardí es ilustrativo entre las familias cubanas que no quieren ni oír hablar del Gobierno de Cuba. La disputa entre Bacardí y La Habana va más allá de la expropiación las propiedades de la familia en 1960.

Bacardí que logró sobrevivir al golpe propinado por el Gobierno de Fidel Castro y expandir su imperio de producción de licores hasta convertirlo en un gigante mundial, mantiene desde hace años una disputa con el Gobierno de Cuba por la propiedad de la marca Havana Club que ha llegado hasta los tribunales internacionales de comercio.

Aunque Bacardí ha sido vencida legalmente por los organismos internacionales ha sido respaldada por los tribunales del Estados Unidos – donde posee una gran influencia – que les han permitido seguir produciendo el Havana Club, aún si estar reconocidos sus derechos de marca.

Bajo esas condiciones es casi imposible que pueda existir retorno alguno de la familia Bacardí a Cuba mientras el Gobierno actual o cualquier derivado de él mantenga el poder en la Isla.