En la bulliciosa Calzada de Diez de Octubre, al sur de La Habana, un antiguo almacén estatal ha sido renovado y convertido en un negocio privado. Los dependientes visten con el logo de la nueva empresa y mientras acomodan productos en la nevera, escuchan música reggaeton en un equipo portátil.
En el andén del local, venden productos como cervezas, maltas, jugos, leche condensada y confituras, y ofrecen precios más bajos que en otras tiendas y negocios particulares. Armando, un trabajador de la nueva MIPYME, mencionó que en el futuro abrirán un bar y una cafetería para el público, y que compran productos por contenedores en Panamá o México, lo que les permite vender a precios más accesibles.
“Yo vendo cervezas a 150 pesos, las cuales cuestan entre 1.10 y 1.20 dólares en los mercados MLC. Incluso, si compras la caja completa, cada cerveza te saldrá a 130 pesos. Esto significa que te estás ahorrando dinero comparado con la cerveza más barata en las tiendas por divisas, que no baja de un dólar y que si compras al cambio del mercado informal, te costaría 160 pesos. También sucede lo mismo con los jugos, maltas y confituras. Además, acepto pagos en tarjetas MLC, transferencias, pesos, dólares, euros y cualquier otra moneda fuerte”, contó a nuestra redacción el dueño de este negocio.
En Cuba, estos negocios se están expandiendo rápidamente y tienen como objetivo sentar las bases de un futuro mercado mayorista, mejorar la competencia y bajar los precios a corto plazo. Sin embargo, no cualquiera puede abrir una empresa de estas, ya que solo son avaladas por el gobierno y son para personas escogidas.
El dueño de una cafetería, Milton, mencionó que aunque esta nueva modalidad tiene la ventaja de poder comprar insumos a precios más económicos que en las tiendas MLC, hay un “gato encerrado” detrás de ellas. Él intentó obtener una licencia para importar directamente productos de México, pero solo las empresas importadoras del Estado están autorizadas o negocios privados y MIPYMES avalados por el gobierno.
¿Quién está detrás de estas MIPYMES? En diciembre, en una antigua cadena estatal de panadería, comenzaron a vender productos deficitarios como papel sanitario, confituras y leche en polvo a precios similares a los del mercado informal. Sin embargo, algunos clientes se quejan de que los precios son incluso más caros que en la bolsa negra, y la calidad de los productos importados es pésima.
Mariana, una ama de casa, se queja de que a veces los precios son más altos que en el mercado negro. Por ejemplo, una lata de malta de 200 mm cuesta 180 pesos cuando en otros negocios particulares venden una lata de 355 mm por el mismo precio. La bolsa de leche en polvo es más cara que comprarla en la calle, pero es importada y de mala calidad. Un paquete de cuatro rollos de papel sanitario cuesta 600 pesos y es de Colombia, pero de muy mala calidad, incluso peor que el papel sanitario producido en Cuba.
Cuando le pregunté a Orlando, el administrador del Sylvain, quiénes son los dueños de estos negocios, se encogió de hombros y dijo que el local sigue siendo del Estado y pertenece a la empresa de harina y pan de Diez de Octubre. Sin embargo, debido a la falta de productos, la empresa alquiló el establecimiento a una MIPYME particular, pero no pudo proporcionar más información sobre quiénes son los dueños”.
Hay comentarios de que las MIPYMES autorizadas a importar y vender en el sector minorista son aprobadas por la ministra de esa rama. Según ellos, la ministra sella su aprobación después de que “los de más arriba”, es decir, el Consejo de Estado o el Comité Central, den el visto bueno.
Aunque estos negocios parecen ser una buena opción para ahorrar dinero, es importante tener en cuenta la calidad de los productos y el misterio detrás de ellos. La expansión de estas MIPYMES es un fenómeno reciente en Cuba, y su impacto a largo plazo aún no está claro. Será interesante ver cómo evolucionará esta nueva forma de negocio en el futuro.
