24 especialidades y 26 sabores: El Coppelia que conocieron nuestros abuelos y nuestros padres

Redacción

El 4 de junio de 1966 marcó el inicio de una nueva era en la vida urbana de Cuba con la apertura de la famosa heladería Coppelia. Con una carta inicial de 24 especialidades y 26 sabores, este lugar se convirtió en un ícono cultural que ha sido objeto de numerosas historias, fabulaciones y vivencias. La historia de Coppelia es fascinante y pocos conocen los detalles detrás de su nombre y su diseño arquitectónico.

En sus inicios, hubo varias opciones para nombrar la heladería. Una de ellas fue “Tu Juguete”, inspirada en una canción popular interpretada por la talentosa Pilar Moráguez, una cantante muy querida y popular en aquel tiempo. Sin embargo, se optó por el nombre “Coppelia” en honor al mítico ballet del mismo nombre. El logotipo de Coppelia presentaba la imagen de Mirta Plá, estrella del ballet cubano, vestida con un tutú rosado. El diseñador gráfico encargado de la promoción, José Mario Avellaneda, era un admirador de Mirta Plá y decidió utilizar su imagen en el logotipo.

La edificación de Coppelia también tiene una historia interesante. El lugar donde se encuentra actualmente Coppelia solía ser el sitio del Hospital “Reina Mercedes”, construido en 1886 y demolido en 1954. Originalmente, se planeaba construir un nuevo hospital en ese espacio, pero el proyecto nunca se concretó. El terreno donde se ubicaba el antiguo hospital tuvo un valor considerable a lo largo de los años, pasando de 3 mil pesos en 1886 a más de 250 mil pesos en 1954. La decisión de construir Coppelia en este lugar tan céntrico de la ciudad lo convirtió en un símbolo icónico para varias generaciones de cubanos.

La trascendencia de Coppelia va más allá de ser simplemente una heladería. Ha sido fuente de inspiración para artistas y escritores. El reconocido escritor cubano Senén Paz se inspiró en Coppelia para escribir su famoso cuento “El lobo, el bosque y el hombre nuevo”, el cual fue adaptado en la película “Fresa y Chocolate” dirigida por Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío. Esta película logró una nominación en los Premios Oscar de 1994, convirtiéndose en la primera representante de Cuba en recibir tal reconocimiento. La trama de la película aborda temas profundos y simbólicos que luchan contra la discriminación y la injusticia, con escenas conmovedoras filmadas en el propio establecimiento de Coppelia.