La mañana de este lunes, la tranquilidad habitual del Reparto Caribe, en Guantánamo, se vio sacudida por un incendio que estalló en uno de los apartamentos del tercer piso del emblemático edificio 18 Plantas. Por suerte, el fuego fue controlado a tiempo y no hubo que lamentar heridos ni pérdidas humanas, lo cual ya es bastante decir en un país donde hasta una chispa puede volverse tragedia.
Según informó en redes sociales el usuario Carlos Pérez, el apartamento afectado estaba vacío en el momento del incidente, lo que evitó un susto mayor. También confirmó que el fuego no representó peligro para el resto del edificio, un alivio para los vecinos que viven siempre con el alma en vilo.
A pesar de que los bomberos lograron controlar las llamas rápidamente, las labores de extinción continuaron durante toda la mañana. En el lugar se mantuvieron equipos del Cuerpo de Bomberos, efectivos de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y personal del Sistema de Urgencias Médicas, cuidando cada detalle para evitar que el siniestro se reactivara.
Las causas del incendio aún se investigan, aunque todo apunta a que la rápida respuesta evitó un desastre mayor. La intervención oportuna de los bomberos fue clave para que este susto no pasara a mayores, como bien subrayó el propio Pérez en sus publicaciones.
Este incendio no es un caso aislado. En los últimos meses, la frecuencia de fuegos en edificios multifamiliares ha ido en aumento por toda la Isla, alimentando la preocupación entre los ciudadanos. En marzo, un apartamento en Alamar ardió por completo, aunque por suerte tampoco hubo heridos. Ese mismo mes, otro siniestro en Lawton dejó a un hombre en terapia intensiva. En enero, otro incendio en Santiago de Cuba alarmó a los vecinos del Reparto Abel Santamaría, aunque sin consecuencias humanas.
Y como si fuera poco, muchos todavía recuerdan el fuego de octubre de 2024 en otro apartamento de Alamar, donde las llamas surgieron mientras se cocinaba con leña durante uno de esos apagones eternos que ya son parte del menú diario del cubano.
La realidad es que vivir en un edificio alto en Cuba hoy es como jugar a la ruleta rusa, entre cortes de luz, cocinas improvisadas y falta de mantenimiento. Lo de Guantánamo pudo ser peor, pero deja claro que los incendios en la Isla no son cosa del azar: son síntomas de una crisis más profunda que arde, aunque no siempre se vea.