En la madrugada de este jueves, en el reparto Bahía del municipio Habana del Este, un ladrón entró como Pedro por su casa y no solo trató de llevarse lo que no era suyo, sino que además arrancó el sistema de alarma con toda la calma del mundo. Pero lo que no sabía el descarado es que todo quedó grabado por las cámaras de vigilancia.
La denuncia la hizo Paloma Zaldívar en Facebook, donde explicó que gracias al sistema de seguridad —que sí funcionó, por suerte— algunas personas acudieron rápidamente al lugar y el sujeto salió echando chispas. No está claro si alcanzó a robar algo más, pero lo cierto es que logró huir antes de ser atrapado.
La joven, visiblemente indignada, no se quedó de brazos cruzados. En su publicación dejó claro que está dispuesta a soltar 200 dólares como recompensa a quien le dé información que permita dar con el tipo. “Que pague por lo que hizo”, escribió con toda la rabia que solo siente quien ve violada la seguridad de su propio hogar.
Este caso vuelve a poner sobre la mesa una realidad que cada día pesa más sobre los hombros del cubano de a pie: ni en casa se siente uno seguro ya. Con los robos al orden del día, ya no solo se llevan motos o teléfonos, sino hasta bombillos, cables, piezas de ventiladores y lo que encuentren mal parqueado.
Y como las autoridades siguen sin dar pie con bola, la gente no tiene más remedio que usar las redes sociales como trinchera, denunciando lo que pasa, alertando a los vecinos y, cuando pueden, poniendo dinero de su bolsillo para intentar encontrar justicia.
Esto no es nuevo. Hace apenas unas semanas, otro usuario en Bayamo, Granma, ofrecía 500 dólares por cualquier pista sobre un ladrón que tenía al barrio en zozobra. Y en La Habana, Meibol Sánchez Mujica denunciaba con toda razón que le habían robado el tanque de agua del techo en Arroyo Naranjo y, a pesar de las pruebas, nadie hizo nada. Como quien dice, ni se inmutaron.
El colmo fue el 1 de mayo, cuando la tienda Reynashop captó a tres mujeres robando mercancía con un truco tan raro como descarado. Todo quedó grabado, claro, pero aún se espera una respuesta oficial.
Lo cierto es que la inseguridad ciudadana está en candela, y cada día se sienten más casos de personas que deciden hacer justicia por su cuenta o al menos, intentarlo, con tal de no quedarse de brazos cruzados. Porque cuando el Estado no protege, el pueblo se organiza… aunque sea con 200 fulas y una cámara en mano.
