Un cubano residente en Miami, Oscar Gómez Guerra, de 56 años, está en el centro de una historia que parece sacada de una película… pero sin final feliz para él. Luego de dirigir una banda especializada en robar vehículos grandes por todo el norte de Florida, fue declarado culpable y podría pasar un largo rato tras las rejas antes de ser deportado definitivamente de Estados Unidos.
Según confirmó la Fiscalía Estatal de Florida este jueves, Gómez Guerra no solo tenía experiencia como líder de banda, sino también como reincidente. Esta vez, la justicia lo encontró responsable de dirigir un grupo que se paseaba en carros alquilados por la zona de Ocala, robando todo lo que tuviera ruedas y se moviera: remolques, casas rodantes, botes, caravanas… ¡de todo un poco!
Más de medio millón de dólares en pérdidas
La cosa no fue poca. Las autoridades estiman que el valor total de los vehículos sustraídos por esta red supera los 550 mil dólares. Uno de los casos más sonados fue el robo de una casa rodante que pertenecía a un anciano de 80 años. Se la llevaron sin pestañear y luego la vendieron en el condado de Flagler como si nada.
Un jurado no tardó mucho en dar su veredicto: Gómez Guerra fue hallado culpable de hurto mayor por más de $20,000 y tráfico de bienes robados, ambos delitos graves de segundo grado. De ser sentenciado al máximo, podría pasar hasta 60 años en prisión, y cuando cumpla su condena, lo estarán esperando con los papeles listos para sacarlo del país.
“Pagará su deuda y se va”
El fiscal general James Uthmeier fue directo: “Este delincuente extranjero abusó de la confianza de los floridanos y ahora le toca rendir cuentas. Primero va a prisión, y luego se marcha de aquí”, dijo, agradeciendo además a los fiscales del caso y a las fuerzas del orden que ayudaron a cerrar el ciclo.
Un historial bien cargado
Lo de Gómez Guerra no es nuevo. Ya había dado de qué hablar en 2021, cuando fue grabado por una cámara de seguridad robando electrodomésticos por valor de 17 mil dólares de una casa en remodelación en Hialeah. Ese día, él y un cómplice llegaron con un camión robado y se llevaron hasta los adornos del baño. Una llamada anónima lo delató.
Y antes de eso, en 2019, había sido arrestado por otro robo aún más indignante: se llevó un remolque lleno de juguetes destinados a niños necesitados. El tráiler estaba estacionado en la Iglesia Católica St. Kevin, en el oeste de Miami. Ni la época navideña lo detuvo.