Un amigo me lanzó la idea como quien no quiere las cosas: “¿Y tú has visto cómo vive la hija de la Ministra de Comunicaciones?” Y lo que empezó como una simple curiosidad terminó siendo una visita guiada, con foto y todo, por los lujos de la familia Arevich. En apenas unos clics, Google me llevó por un recorrido de privilegios que deja muchas preguntas abiertas sobre el dinero y los recursos de ETECSA, la misma empresa que tantos dolores de cabeza da a los cubanos.
La protagonista de esta historia es Leysi Rubio Arevich, hija de Mayra Arevich Marín, quien primero fue presidenta de ETECSA durante una década y ahora manda en el Ministerio de Comunicaciones. Mientras millones en Cuba luchan con apagones, conexiones lentas y tarifas que suben más que el dólar en el mercado informal, la joven Leysi anda viajando por Europa, vestida de marca, paseando por París, Venecia, Londres y Dublín.
Sí, aunque parezca sacado de una novela, hay fotos de Leysi frente a la Torre Eiffel, caminando por las calles de Barcelona y comiendo McDonald’s en París como si fuera cualquier viernes de merienda. Todo esto, mientras en Cuba se nos pide “resistencia creativa” y se nos limita hasta el acceso al correo Nauta.
Una beca, una mochila de marca y un mapa de privilegios
Según lo que publica en sus redes y lo que ha recogido el Canal 41 de América TeVé, Leysi no esconde su estilo de vida ni se preocupa por las apariencias. Aunque su perfil de LinkedIn señala que estudió Periodismo en la Universidad de La Habana y trabajó en Cubadebate y el estudio del artista Kcho, lo que más llama la atención es su paso por universidades extranjeras de prestigio, todas con precios que no se pagan precisamente con el salario mínimo cubano.
Fue becaria Chevening en la Universidad de Kent, allá por el 2018-2019, y después se lanzó a por un doctorado en la School of Communication de Dublín, Irlanda. Todo muy bien empacado, todo muy internacional.
Y sí, aunque la beca Chevening existe y es real, lo que muchos se preguntan es cómo, con tantas limitaciones dentro de la Isla, alguien puede tener acceso tan rápido y cómodo a oportunidades que para el cubano de a pie son un sueño imposible.
¿Y de dónde sale tanto billete?
Es difícil no preguntárselo. Mientras los jóvenes en Cuba sobreviven a pan con croqueta y batallan con los apagones para poder conectarse un rato al Wi-Fi del barrio, la hija de una de las máximas figuras de las telecomunicaciones del país vive una vida de novela europea. ¿Con qué recursos? ¿Quién financia esos estudios? ¿Y cuántos estudiantes cubanos tienen las mismas oportunidades?
El contraste es tan grande que ya no cabe en una foto de Instagram ni en un post bonito de “vida aspiracional”. Porque no es solo sobre una muchacha con suerte, sino sobre lo que revela su estilo de vida respecto a cómo se mueven los hilos del poder en Cuba.
Entre discursos oficiales y realidades paralelas
Mayra Arevich, su madre, ha sido una de las caras visibles detrás del aumento de tarifas y de la justificación del mal servicio en ETECSA. Una figura de peso dentro del sistema, con un historial de poder que coincide con los años más duros de restricciones digitales para los cubanos. Mientras desde su oficina se habla de eficiencia, de ahorro y de sacrificios necesarios, su hija parece vivir en una dimensión distinta, sin apagones ni colas ni paquetes de datos racionados.
Y es ahí donde el pueblo se tranca. Porque cuando la familia de quienes dirigen el país puede estudiar, viajar y consumir en el extranjero sin preocuparse por la tarifa del megabyte, se rompe esa narrativa oficial de igualdad, de justicia social y de «todos en el mismo barco».
La historia de Leysi Rubio Arevich no es solo una anécdota más. Es el reflejo de un sistema que predica austeridad mientras permite el privilegio a puertas cerradas.