El 25 aniversario de Gente de Zona no fue solo una fiesta musical. Fue una noche para la historia, llena de recuerdos, nostalgia y un momento que hizo llorar a más de uno. En pleno concierto en el Kaseya Center de Miami, Alexander Delgado y Randy Malcom pararon la música por un instante para rendir un emotivo homenaje a El Taiger, el reguetonero cubano que nos dejó demasiado pronto.
La energía del concierto era una locura. Miles de fanáticos coreando cada tema, luces, ritmo y sabor cubano a todo dar. Pero de repente, el ambiente cambió. Las luces bajaron, y el público se puso de pie para acompañar a los artistas mientras sonaba “La historia”, uno de los temas más recordados de El Taiger. El silencio entre los aplausos era puro respeto. El escenario se llenó de sentimiento.
Alexander, visiblemente conmovido, alzó la voz entre la emoción: “Que llegue al cielo”, dijo, dedicándole el momento al reguetonero fallecido. No hacía falta decir mucho más. Las lágrimas y los aplausos hicieron el resto. La historia entre ellos tuvo sus altibajos, pero en ese instante lo único que importaba era el cariño, la música y la memoria.
Después del evento, el dúo cubano compartió en Instagram un mensaje que dejó claro cuánto significó esa noche para ellos:
“Una noche que quedó tatuada para siempre en nuestros corazones. ¡Lo logramos! Gracias a todos los que hicieron este sueño realidad… y a ustedes, nuestros fans, que han escrito la historia de estos 25 años”, escribieron.
Y cómo no iba a ser una noche especial si el concierto estuvo repleto de estrellas. Al escenario se subieron figuras de peso como Jacob Forever, Descemer Bueno y el mismísimo Marc Anthony, quien hizo vibrar al público con su presencia y su voz. Fue una noche de música, de historia y de homenaje. De esas que uno no olvida.
Este tributo a El Taiger no solo honró su legado musical, sino que también mostró que la música cubana sigue más viva que nunca, incluso cuando algunos de sus exponentes ya no están físicamente. Gente de Zona dejó claro que, más allá de los ritmos y los escenarios, la música también es memoria, respeto y hermandad.