¡Ay, ETECSA, otra vez la estás haciendo! Y esta vez, no fue un influencer ni un activista el que levantó la voz, sino un padre cubano común y corriente, de esos que llevan años sacrificándose para mantener el contacto con su gente. Su explosión de frustración se volvió viral y, para muchos, se convirtió en el grito de todo un pueblo.
La gota que colmó el vaso fue la más reciente decisión de la empresa estatal: dolarizar (otra vez, pero más descarado) parte de sus servicios de internet móvil y restringir el acceso a los paquetes en moneda nacional. En otras palabras: o pagas en dólares desde el exterior o te quedas sin conexión. Así de sencillo… y cruel.
El video fue publicado este domingo en Facebook por el usuario Ezequiel Puldon, quien lo acompañó con la frase “¡El puro se tiró en plancha!”. Y vaya si se tiró. En el clip, el padre no aguanta más: suelta un berrinche épico ante los nuevos precios.
“Ahora yo vi 9 gigas, 22 dólares”, dice con una mezcla de asombro e indignación. Y acto seguido, la sentencia final:
“Mira, bota el teléfono, véndelo con línea y todo, que yo no recargo más esa mierda. Hablamos cuando nos veamos por allá, o me mandas carta y yo te mando carta. Finish.”
Sí, como lo lees. Lo que para algunos puede sonar exagerado, para miles de cubanos es simplemente la realidad. ¿Quién puede permitirse pagar 22 dólares por unos gigas que se evaporan con una videollamada? Y ni hablar de los que están fuera y se parten el lomo para mantener conectados a sus seres queridos.
Las redes no tardaron en reaccionar. El video se convirtió en símbolo del hartazgo general. La gente ya no se conforma con callar: se están organizando, se hacen llamados al boicot, y cada día son más los que dicen “no más recargas”.
Para colmo, en medio de toda esta indignación, ETECSA lanzó una “promoción” por el Día de los Padres. Pero lo que parecía un regalo, era en realidad una estafa maquillada: ofrecían una bonificación mientras valoraban el dólar por debajo de 25 pesos cubanos. Un insulto directo al bolsillo de quienes, desde el exterior, aún intentan apoyar a su gente.
En resumen, el berrinche de ese padre no fue solo un desahogo personal: fue el eco de una Cuba entera que está diciendo basta. Basta de abusos, basta de precios imposibles y basta de un sistema que sigue exprimiendo al ciudadano común mientras se llena los bolsillos en divisas.
Y tú, ¿hasta cuándo vas a seguir recargando?