La voz de Yeny Valdés no solo retumba en los escenarios. Ahora, radicada en Estados Unidos, la exvocalista de Los Van Van ha encontrado en las redes sociales su nueva tarima. Y cuando habla, lo hace sin pelos en la lengua. Esta vez lanzó un dardo directo y punzante contra una de las crisis más oscuras que azota a la juventud cubana: el “químico”.
Desde su perfil en Facebook, Yeny soltó una frase tan corta como contundente: “Qué bonito sería ver las patrullas frente a la casa de los que venden droga, y no frente a los opositores. Cuba, despierta.” La publicación no tardó en hacerse viral. No porque escandalizara, sino porque dio en el blanco con una verdad que muchos prefieren ignorar.
Yeny escribió esto en respuesta a otro episodio represivo en Cuba: la detención de Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, justo cuando se dirigía a una actividad cultural en la embajada de EE. UU. Un día antes, también habían arrestado a la doctora Nelva Ismarays Ortega y a sus hijos, mientras intentaban obtener información sobre su esposo, el opositor José Daniel Ferrer, preso en Mar Verde. Pero para Yeny, el problema más alarmante no está solo en la represión, sino en algo que crece silencioso entre las sombras: la droga que está matando a la juventud.
Hablamos del temido “químico”, ese cannabinoide sintético ultra tóxico que está haciendo estragos entre adolescentes y jóvenes. No hay centros de rehabilitación, ni campañas de prevención. Solo se ve a los muchachos tambaleándose por las calles de La Habana, Matanzas o Santiago, desorientados, temblando, perdidos en su propio cuerpo.
Yeny no se quedó en la denuncia. También respondió con fuerza a quienes intentaron desviarle el foco. Una usuaria sacó el tema de las deportaciones en EE. UU. y Yeny le cayó arriba sin filtro:
“No miren más al vecino y resuelvan los tantos graves problemas que tenemos. […] Es una vergüenza que nuestra juventud esté hundida en la droga y usted me hable de deportaciones. Increíble”.
Yeny no está sola en este grito. En el último año, figuras como Emilio Frías o Ja Rulay también han alzado la voz contra el “químico”. Todos coinciden en lo mismo: urge actuar, y ya. Porque mientras las patrullas persiguen opositores, los que venden veneno a los jóvenes siguen operando a plena luz del día.
La pregunta que queda es simple, pero dura: ¿hasta cuándo vamos a permitir que el futuro de Cuba se pierda entre psicosis, abandono y silencio?