Un camión terminó patas arriba este lunes en pleno kilómetro 86 de la Autopista Nacional, cerca del municipio Nueva Paz, en Mayabeque. Otro accidente más que se suma a la larga lista de sustos sobre ruedas en una Cuba donde la vida se juega a diario entre baches, apagones y cansancio extremo.
Según el medio La Tijera, el chofer perdió el control y, como era de esperarse, el vehículo se volcó. Las imágenes del desastre, que se regaron rápido por Facebook, muestran el camión completamente tirado en medio del asfalto, con todos los hierros al aire.
Milagrosamente, no hubo que lamentar muertos ni heridos graves, y eso, en estos tiempos, ya es ganancia. Varios familiares confirmaron en redes que los ocupantes están vivos, aunque con algunos golpes.
“Gracias a Dios, solo fueron sustos”, “mi tío está bien”, “todos salieron ilesos”, fueron algunos de los comentarios que trajeron alivio entre tanta noticia mala.
Redes encendidas: otro accidente más… y van
Pero la tranquilidad duró poco. Lo que vino después fue una ola de comentarios cargados de rabia, preocupación y mucha impotencia. “¿Otro más? Esto ya es cosa de todos los días”, escribió un usuario. Y no le falta razón. Entre Varadero, Ciego de Ávila y ahora Mayabeque, el mapa de accidentes en Cuba parece una trampa de muerte.
La gente no se quedó callada y muchos señalaron lo que es ya un secreto a voces: los choferes en Cuba están manejando al límite, con el cuerpo fundido por la falta de sueño, con la cabeza llena de preocupaciones por lo que dejaron sin resolver en casa, y con carros que se caen a pedazos.
“No descansan, no tienen comida, y encima tienen que manejar por estas pistas llenas de huecos”, comentó alguien en Facebook. Y esa es la pura verdad: el estrés y la miseria están pasando factura en las carreteras.
Asfalto roto, alumbrado nulo y señalización fantasmal
A todo eso, súmale el estado criminal de las vías. Muchos usuarios denunciaron que ese tramo de carretera donde ocurrió el accidente parece un campo minado. “Entre Jaguey y La Habana, los baches son tan grandes que parece que estás cruzando una laguna”, soltó otro internauta.
Y es que la Autopista Nacional está hecha talco. Sin luces, sin señales claras, con huecos del tamaño de una olla de presión. Conducir ahí es como jugar a la ruleta rusa. Uno se monta sin saber si va a llegar.
Accidentes en Cuba: una crisis que va más allá del volante
Este vuelco no es un hecho aislado. Es apenas un síntoma más de un país reventado, donde todo lo esencial está fallando. La gente está harta, cansada, sobreviviendo. Y eso se nota en cada esquina, en cada motor encendido a la fuerza, en cada viaje que parece un acto de fe.
“No se sale de una… es un accidente tras otro”, “los choferes están fundidos”, “esto es el reflejo de una Cuba rota”: frases que se repiten como eco en las redes.
Los camiones, dicen algunos, son Frankenstein sobre ruedas: motores remendados, chasis inventados, sin frenos buenos ni dirección confiable. “Es un milagro que no pase algo peor”, soltó alguien con rabia contenida.
¿Qué pide la gente? Lo básico: seguridad y sentido común
Entre la marejada de lamentos también hubo llamados a la conciencia. “Chofer, si estás rendido o el camión no sirve, no salgas. No vale la pena arriesgar la vida tuya ni la de nadie”, escribió un internauta. Otros pidieron más control en las carreteras, más vigilancia, y por supuesto, inversión urgente en el arreglo de las vías.
Pero ya sabemos cómo funciona este sistema: el Estado, como siempre, se lava las manos. Culpa al bloqueo, al clima, a Marte si hace falta, pero nunca asume que lo que falla es la gestión, la planificación y el abandono al que tiene sumido al país.