A solo dos días del aniversario del 11J, cuando el pueblo cubano salió masivamente a las calles a exigir libertad, el régimen vuelve a echar mano de la misma fórmula represiva de siempre: la amenaza y la censura.
Este domingo 13 de julio, el perfil oficial de la Presidencia de Cuba en la red social X desempolvó una nueva frase de Miguel Díaz-Canel cargada de ese tono autoritario al que ya nos tiene acostumbrados: “En las redes y en las calles, dondequiera que el odio o la ignorancia intenten denigrar, humillar, atacar a Cuba, nos toca salirles al paso…”
No hace falta ser adivino para entender lo que se cuece tras esas palabras. El mensaje, lanzado en plena efervescencia por el cuarto aniversario del 11J, remueve inevitablemente la memoria amarga de su famosa “orden de combate” en 2021, aquella que desató la ola de represión brutal contra manifestantes pacíficos en toda la Isla.
Lo que parece un llamado a “defender la patria” es, en realidad, otra vuelta de tuerca en el discurso oficialista que busca criminalizar la disidencia y blindar ideológicamente al aparato represor del Partido Comunista de Cuba (PCC).
“Somos un país en guerra”, volvió a repetir el mandatario durante el X Pleno del Comité Central del PCC, celebrado el pasado 5 de julio. Un país sitiado por “bombas económicas y de desinformación”, según él. Así, con lenguaje bélico y paranoico, trata de justificar el control total sobre el pueblo cubano, su pensamiento, sus redes sociales y su forma de vivir.
El objetivo del discurso está clarísimo: reforzar el adoctrinamiento, intensificar la vigilancia sobre los barrios y meterle presión ideológica a los jóvenes para que defiendan a capa y espada un sistema que ya no tiene nada que ofrecerles.
Y por si fuera poco, Díaz-Canel dejó claro que la “comunicación política” tiene que ser una herramienta de ataque, no de diálogo. Según él, hay que comunicar con más “contundencia”, usando “modos más atractivos” para enfrentar lo que llama “la calumnia” y “los discursos injerencistas” de quienes critican el desastre que vive el país.
Lo más peligroso de este tipo de narrativa es que, al igual que en 2021, termina siendo una justificación directa para ir contra ciudadanos de a pie, activistas, periodistas, artistas o cualquier cubano que se atreva a cuestionar el desastre nacional.
Y no olvidemos que aún hay presos del 11J pudriéndose en las cárceles cubanas, acusados de delitos absurdos como sedición o desacato, en una ofensiva judicial que solo busca aplastar cualquier chispa de rebeldía.
Desde entonces, el régimen ha soltado a su ejército de cibercombatientes para vigilar, atacar y desacreditar en redes sociales todo lo que huela a pensamiento libre o criterio propio. Esta estrategia de vigilancia digital, que ya es política de Estado, no es más que una forma moderna de represión.
El propio Díaz-Canel reafirmó su guión este viernes 11 de julio en X: “Cuba está firme porque somos un pueblo que sabe pelear…”. Otra frase prefabricada que romantiza el sufrimiento y la resistencia, mientras el pueblo se desangra entre apagones, escasez y represión.
A esa misma línea se sumó el primer ministro Manuel Marrero, que el pasado junio llamó a defender el régimen “todos los días” en redes sociales, como si los cubanos tuvieran tiempo, datos móviles y energía para hacer propaganda oficialista entre un apagón y otro.
La dictadura se reafirma en su guion de siempre: blindarse con consignas mientras silencia con represión. Pero por más que pretendan disfrazar de patriotismo la persecución al pensamiento libre, el pueblo ya no traga con cuentos. Cuba no necesita más discursos de guerra. Lo que necesita es libertad, justicia y un gobierno que escuche y no reprima.
Y por mucho que intenten tapar el sol con un dedo, el 11J sigue vivo en la memoria del pueblo. Y ningún tuit del régimen podrá borrarlo.