Mientras las calles de Cuba siguen llenándose de personas sin techo, el régimen castrista ha decidido abrir un «Centro Provincial de Protección Social» en Villa Clara, supuestamente para albergar a unas 60 personas con “conductas deambulantes”. Sí, así mismo lo llaman: no mendigos, no personas sin hogar… “deambulantes”. Porque en la Cuba oficial, la pobreza se maquilla, no se resuelve.
La promotora de esta obra es Susely Morfa González, primera secretaria del Partido Comunista en esa provincia, quien la presentó en redes sociales como “una obra de infinito amor”. Según ella, el lugar será un “hogar” donde nadie quedará desamparado. Pero lo que no dijo fue cómo llegaron esas personas a vivir en la calle, ni por qué en pleno siglo XXI, en una “revolución humanista”, sigue creciendo el número de cubanos sin techo ni comida.
La doble cara del discurso oficial
Este intento de lavado de imagen viene justo después de que la exministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó, negara sin pudor en el Parlamento que en Cuba existan personas en situación de calle. Para ella, esos cubanos que duermen entre cartones y escarban en los latones no son pobres… son, según sus palabras, gente que ha escogido “un modo de vida fácil”.
¡Así de cruel y cínico! Incluso se atrevió a decir que los conocidos “buzos” son recicladores ilegales o cuentapropistas disfrazados, y que la imagen del cubano hurgando en la basura es parte de una narrativa impuesta desde fuera.
Una burla para el pueblo, y una bofetada a la realidad
Mientras tanto, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos denuncia que el 89 % de las familias en Cuba vive en pobreza extrema. Y eso no lo dice ningún enemigo pagado por el “imperio”: lo dicen los hechos, los estómagos vacíos, las cocinas apagadas y los apagones eternos.
Además, estudios internacionales colocan a Cuba como el país más pobre de América Latina y el más miserable del planeta, según el índice del economista Steve H. Hanke. Entonces, ¿a quién quiere engañar el régimen con ese centro para 60 personas, cuando hay miles en las calles pidiendo pan, vendiendo cigarros sueltos o simplemente sobreviviendo como pueden?
“Ponen baños públicos y comida en las esquinas y resuelven más”, comentó una internauta en redes. “60 no es ni el 1 % de la población en situación crítica, pero bueno, eso no lo van a aceptar, ¿verdad?”
Una contradicción más del circo político cubano
Para colmo, la misma ministra Feitó que hoy niega la miseria fue la que en febrero reconoció públicamente la existencia de 1,236 comunidades en situación precaria. Y lo hizo en presencia del mismísimo Miguel Díaz-Canel, quien tampoco ha dicho nada sobre esta nueva “iniciativa social”.
Lo cierto es que este centro en Villa Clara no es un acto de amor, ni mucho menos una solución. Es un parche propagandístico más del régimen, un intento de callar bocas mientras la miseria se respira a cada paso en cualquier rincón del país.
Porque en Cuba, como siempre, la solución no es resolver el problema, sino esconderlo. Y cuando eso no alcanza, se le cambia el nombre y se culpa al “bloqueo”.