Después de semanas de especulaciones sobre su salud, Raúl Castro Ruz reapareció públicamente para conmemorar los 60 años del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Las imágenes difundidas por la televisión oficial muestran al veterano de 94 años apoyándose del brazo de Miguel Díaz-Canel mientras se dirige a la primera fila de la sala universal de las FAR, el pasado viernes 3 de octubre, en la gala de homenaje.
El anciano líder fue recibido con una larga ovación, un gesto cargado de solemnidad y resignación, pues cada aparición pública suya parece acercarse a lo que podría ser su última imagen ante el país. Junto a él estuvieron otros dirigentes veteranos como Ramiro Valdés y José Ramón Machado Ventura, ambos superando también los 90 años, recordando que el régimen sigue sostenido por una cúpula envejecida que se aferra al poder.
La ceremonia contó con la presencia de miembros del Buró Político, el secretariado del Comité Central, representantes de organizaciones juveniles y estudiantiles, así como jefes y oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior. El acto sirvió, además, para celebrar aniversarios simbólicos del periódico Granma y rememorar la lectura de la Carta de Despedida del Che por Fidel Castro.
Las palabras centrales estuvieron a cargo de Díaz-Canel, quien recordó la “unidad de las fuerzas revolucionarias” como el secreto del éxito de más de seis décadas de dictadura, siempre bajo el liderazgo histórico de Fidel. Según él, el partido sigue siendo “la garantía de la unidad de la nación cubana”, un concepto que, en la práctica, contrasta con la realidad de una población sumida en crisis económica, escasez y desesperación.
A pesar del discurso oficial sobre unidad e inclusión, la nación vive cada día como un combate por la supervivencia, con la población enfrentando escasez de alimentos, apagones constantes y falta de oportunidades, mientras el régimen presume estabilidad y continuidad.
La salud de Raúl Castro y su eventual fallecimiento podrían marcar un punto de inflexión en la historia del castrismo. Su muerte, anunciada seguramente de manera solemne por los medios estatales, provocaría un periodo de luto nacional, al igual que ocurrió con Fidel en 2016, y probablemente una reestructuración interna para mantener el control del régimen.
Se espera que Díaz-Canel refuerce su liderazgo para evitar vacíos de poder, mientras que figuras como Alejandro Castro Espín, coronel de inteligencia y hijo de Raúl, podrían jugar un papel estratégico dentro de las Fuerzas Armadas, sin necesariamente asumir la presidencia. Los nietos de Raúl podrían tener un rol más simbólico, representando la continuidad del castrismo, mientras las discusiones sobre reformas económicas y políticas se intensifican en un país donde la élite envejecida y el control férreo del poder chocan con la desesperación de la gente común.