En Guantánamo, la situación sanitaria se ha puesto al rojo vivo. El aumento acelerado de casos de dengue, chikungunya y oropouche entre niños ha dejado al descubierto la incapacidad del régimen para responder con eficacia. Los hospitales y áreas de salud lucen saturados, mientras la burocracia y la lentitud de las autoridades siguen jugando en contra de la población.
El periodista Miguel Reyes denunció la crisis a través de Facebook, recopilando testimonios de vecinos alarmados por el colapso de centros como el Hospital Infantil y el Hospital Docente General Dr. Agostinho Neto, entre otros. Según Reyes, los pacientes se amontonan y la respuesta institucional no logra dar abasto.
Reyes critica que la acción del Estado se limite a reuniones interminables y estadísticas frías, sin presencia real en el terreno. Señala que las enfermedades transmitidas por mosquitos se combaten en los barrios, patios y microvertederos, y que cualquier estrategia que no involucre activamente a familias, comunidades y consejos populares está condenada al fracaso.
La higiene doméstica, la limpieza de espacios comunes y la responsabilidad de los centros de trabajo en el saneamiento ambiental son urgencias que no pueden esperar. Pero, como denuncia Reyes, las pesquisas epidemiológicas se realizan de manera superficial, dejando casos sospechosos sin registrar y convirtiendo a cada paciente no reportado en un foco invisible de transmisión. Mientras tanto, el régimen se limita a publicar cifras y lanzar discursos vacíos, sin asumir responsabilidad real.
El periodista reconoce que Cuba tiene experiencia para enfrentar brotes de este tipo, pero enfatiza que es necesario reactivar la disciplina epidemiológica y reforzar la vigilancia activa en los territorios. Sin embargo, la población ya ve con escepticismo cualquier optimismo oficial.
Usuarios en redes sociales criticaron duramente la inacción del gobierno. Plácido Ferreiro recordó que la proliferación de basureros había sido denunciada sin que los medios oficialistas ni las autoridades actuaran. Kamy Suárez cuestionó que un país con buenos científicos y médicos no haya desarrollado siquiera un repelente eficaz. Elizabeth Betancourt pidió creatividad real a quienes solo han firmado declaraciones vacías.
Otros comentarios, como los de María Elena Selguera, Elma Hernández o Blanca Sánchez, mencionaron problemas estructurales que impiden enfrentar la crisis: falta de combustible, medicinas, fumigación y recogida de basura. Catherine Valles resumió lo que sienten muchos cubanos: sin acción concreta del gobierno, la emergencia seguirá creciendo mientras la ciudadanía carga sola con el peso del problema.
En Guantánamo, los mosquitos no esperan, y mientras tanto, el régimen sigue mirando para otro lado. La crisis sanitaria, como tantas otras en Cuba, evidencia la desidia institucional y la falta de prioridad real por la salud de los niños.