“Hasta Cándido Fabré lo dijo: Celia Cruz debe ser homenajeada en su tierra”

Redacción

Cuando todo el mundo pensaba que Cándido Fabré seguiría fiel al libreto del régimen, el sonero de Bayamo dejó a muchos con la boca abierta. Esta vez no cantó improvisando, pero sus palabras sí sonaron como un tumbao de justicia: salió a defender a Celia Cruz tras la censura de un homenaje en La Habana.

El músico, conocido por su cercanía con el gobierno cubano, se sumó al coro de voces indignadas por la cancelación del tributo a la Reina de la Salsa, y lo hizo con una publicación que encendió las redes. “Eterna Celia Cruz, gloria cubana, merece mil homenajes, pero aquí en su tierra natal, en su Santo Suárez. Sin rencores políticos, aplausos a la verdadera sonera, Guarachera del Mundo. Gloria eterna”, escribió Fabré en su cuenta de Facebook.

Sí, leíste bien: Cándido Fabré pidiendo homenajes para Celia en Cuba, donde durante más de seis décadas su nombre fue borrado de la radio, la televisión y los escenarios. Para muchos cubanos, ver esas palabras fue como escuchar un son liberador, una señal de que, poco a poco, hasta los más leales comienzan a romper el silencio.

Fabré fue más allá. En su publicación pidió a los medios oficiales “dar la oportunidad a la juventud de saber quién fue, es y será la Doña Celia Cruz”. Un mensaje fuerte, viniendo de alguien que ha sido voz habitual en los escenarios del oficialismo. Con humildad, se presentó como “el hijo de Sixta y de papá Neto”, dejando claro que hablaba desde el corazón, no desde la política.

Todo esto ocurre después del escándalo por la suspensión del evento “Una silla para Celia”, que debía celebrarse en la Fábrica de Arte Cubano (FAC). El homenaje formaba parte del centenario de la Guarachera del Mundo, pero fue cancelado con la excusa de “problemas de programación”. La respuesta oficial no convenció a nadie, y el rechazo en redes fue inmediato.

Aun así, el amor por Celia pudo más que la censura. Días después, en el Vedado, se organizó una misa en su honor en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús. Allí se reunieron músicos, admiradores y religiosos para rendir tributo a la mujer que puso a Cuba a bailar aunque no la dejaran volver.

Celia Cruz es más que una cantante: es un símbolo. Su “¡Azúcar!” sigue siendo un grito de identidad, de resistencia y de alegría en medio de tanto silencio impuesto. Por eso, escuchar a Cándido Fabré decir que Celia merece mil homenajes es, sin duda, una de esas pequeñas victorias morales que alegran al pueblo cubano.

Porque al final, aunque intenten censurar su nombre, la voz de Celia sigue sonando más fuerte que cualquier silencio oficial.

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