La tormenta tropical Melissa avanza lentamente por el Caribe occidental y todo apunta a que podría convertirse en huracán antes de golpear el oriente de Cuba. Mientras tanto, las autoridades de la isla, como suele pasar, mantienen un silencio casi total ante un fenómeno que ya pone en alerta a varios países de la región.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos advirtió que Melissa amenaza con lluvias torrenciales, vientos destructivos y marejadas peligrosas en Jamaica, Haití, República Dominicana y el este cubano. Los modelos meteorológicos coinciden en un posible impacto directo sobre el oriente de la isla a mediados de la próxima semana, algo que podría agravar aún más la precaria situación que viven miles de familias.
Según el boletín número 12 del NHC, emitido este viernes a las 5:00 a.m., el sistema mantiene vientos sostenidos de 75 km/h y una presión central mínima de 1003 milibares, desplazándose lentamente hacia el norte del mar Caribe. Su movimiento casi estacionario ya está dejando un panorama preocupante: Jamaica y Haití enfrentan lluvias intensas e inundaciones que amenazan vidas y provocan deslizamientos de tierra.
El informe advierte que esas lluvias podrían extenderse hacia Cuba oriental, generando un escenario de riesgo que el gobierno de La Habana parece no estar tomando con la seriedad debida. “Las fuertes lluvias resultarán en inundaciones repentinas que amenazan la vida y numerosos deslizamientos de tierra en el suroeste de Haití y Jamaica”, alertó el NHC, instando a acelerar los preparativos para proteger vidas y propiedades.
El oriente cubano en la mira
Todo indica que el este de Cuba será el próximo en sentir los efectos de Melissa. Desde este fin de semana podrían registrarse vientos fuertes, lluvias intensas y marejadas peligrosas, con una probabilidad cada vez mayor de impacto directo para el miércoles. Sin embargo, el régimen cubano no ha anunciado ninguna medida preventiva concreta, ni ha ofrecido información sobre evacuaciones o refugios disponibles.
Las provincias más vulnerables serían Guantánamo, Santiago de Cuba, Granma y Holguín, territorios que suelen ser los primeros en sufrir las consecuencias de los ciclones, mientras las autoridades responden con lentitud y desorganización. La gente, como siempre, se entera por medios extranjeros o por las redes sociales, no por la prensa oficialista.
Melissa podría convertirse en huracán en cuestión de horas
Los meteorólogos del NHC prevén que Melissa alcance categoría de huracán en las próximas 48 a 72 horas, impulsada por las cálidas aguas del Caribe. De lograrlo, sería el segundo huracán de la temporada con potencial destructivo para Cuba, una isla que enfrenta cada año estos fenómenos sin contar con infraestructura sólida ni sistemas de respuesta eficientes.
El Instituto de Meteorología de Cuba (INSMET) aseguró que mantiene una “estrecha vigilancia” sobre el sistema, aunque sus reportes son mucho más cautos que los del NHC. Según el parte de la noche del jueves, el centro de la tormenta se encontraba a 260 kilómetros al sur-sureste de Kingston, Jamaica, moviéndose apenas a 4 km/h sobre aguas extremadamente cálidas, un ambiente ideal para su intensificación.
El propio INSMET reconoció que se trata de “un peligro potencial para la región”, pero no ha detallado acciones preventivas más allá del monitoreo. Es el mismo guion de siempre: el pueblo a la espera y el gobierno improvisando cuando el desastre ya está encima.
Tiempo inestable y lluvias en el oriente cubano
Mientras tanto, el tiempo en Cuba se mantiene bajo la influencia de altas presiones en superficie y una vaguada en niveles altos que ha provocado lluvias en el oriente y el centro del país. En la costa norte de Guantánamo se registraron precipitaciones fuertes y aisladas, con un acumulado de hasta 45 milímetros en Jamal durante las últimas 12 horas.
En el resto del territorio, el panorama sigue relativamente tranquilo, aunque los pronósticos apuntan a un cambio drástico en los próximos días. El NHC insiste en que “los intereses en Cuba deben seguir de cerca el progreso de Melissa”, ya que el riesgo de lluvias intensas, vientos dañinos y marejadas “parece estar aumentando”.
Con un régimen más enfocado en controlar a la población que en protegerla, miles de cubanos miran al cielo con la misma mezcla de miedo y resignación de siempre. Porque cuando la naturaleza amenaza, el verdadero desastre está en la falta de gestión, previsión y transparencia del gobierno.










