Durante los últimos días, el mercado informal de divisas en Cuba ha vivido una montaña rusa que tiene a medio país con la cabeza dando vueltas. Después de meses de subidas imparables, el dólar y el euro se desplomaron más de un 10 % en menos de una semana, algo que pocos esperaban y que muchos consideran un movimiento sospechoso.
Pero mientras en los gráficos las divisas bajan, en los agros y en el mercado negro los precios siguen por las nubes. El arroz, la carne, el aceite, los huevos… todo sigue subiendo sin freno. Y como siempre, el pueblo se queda preguntando qué clase de “milagro económico” es ese donde la moneda se aprecia, pero la comida sigue intocable.
En redes sociales, no faltan los cubanos que, entre ironía y resignación, recuerdan una vieja frase del Período Especial: “El dólar no baja, se agacha pa’ coger impulso.”
Un desplome sin pies ni cabeza
Hace apenas unos días, el dólar tocó los 490 pesos cubanos, y el euro llegó a 540 CUP, manteniendo esa tendencia durante casi una semana. Pero de pronto, ambas divisas se vinieron abajo sin que hubiera ningún anuncio, medida oficial ni noticia económica que lo justificara.
No aumentó la entrada de divisas al país, ni el Estado logró estabilizar el mercado, ni mucho menos bajaron los precios de los productos básicos. Todo lo contrario: la inflación sigue fuera de control y el peso cubano continúa perdiendo valor real.
El economista Pedro Monreal comentó que esta baja podría tener que ver con la expectativa de un aumento de remesas tras los recientes desastres naturales en el Caribe. Sin embargo, aclaró que no se trata de un efecto directo, sino más bien de una reacción psicológica del mercado.
Otros expertos y usuarios no están tan convencidos. Muchos opinan que el mercado informal es tan volátil y opaco que cualquier fluctuación puede deberse a simple especulación, errores en la recolección de datos o incluso a la falta de conexión en varias provincias, que impide reflejar una imagen real del país.
Rumores, teorías y sospechas
La bajada repentina del dólar ha despertado todo tipo de teorías. Hay quienes aseguran que el régimen podría estar metiendo la mano para simular una falsa “recuperación” del peso cubano, con el objetivo de crear una ilusión de estabilidad o, peor aún, desacreditar a medios independientes como El Toque, que publica la Tasa Representativa del Mercado Informal (TRMI).
Otros piensan que se trata simplemente de una “corrección técnica” después de tantos meses de subidas, aunque los economistas independientes sostienen que el fenómeno refleja distorsiones profundas y posibles manipulaciones políticas sobre un mercado que, de por sí, funciona sin transparencia ni control.
El peso sube solo en los gráficos, no en los bolsillos
Mientras tanto, la calle cuenta otra historia. Los precios de los alimentos y productos básicos siguen disparados, y el poder adquisitivo del cubano de a pie está más destruido que nunca. En teoría, una apreciación del peso debería abaratar los precios, pero en Cuba eso no ocurre.
La razón es sencilla: el tipo de cambio informal no refleja la economía real. Es una mezcla de rumores, expectativas y manipulación, donde el dólar puede bajar en una pantalla, pero en la vida diaria sigue siendo inalcanzable.
La escasez, la desconfianza y el temor a otra devaluación hacen que los vendedores sigan cobrando caro, sin importar lo que digan los gráficos. Al final, la supuesta “recuperación” del peso cubano solo existe en el papel, no en los bolsillos vacíos del pueblo.
¿Golpe económico o jugada política?
Cada vez más cubanos creen que detrás de esta caída hay algo más que un ajuste del mercado. Muchos sospechan que el régimen, desesperado por frenar la percepción de crisis, podría estar influyendo en las tasas informales o manipulando los datos que circulan en redes.
Las recientes declaraciones de voceros oficialistas, como Sandro Castro, contra El Toque solo alimentan esa idea. Es como si quisieran desacreditar a toda fuente que no baile al ritmo del Partido, incluso cuando esas fuentes son las únicas que ofrecen una lectura honesta de la realidad económica del país.
Algunos analistas también señalan problemas técnicos en la recopilación de datos, ya que los cortes de internet y la desconexión de varias provincias hacen que los cálculos se basen principalmente en lo que ocurre en La Habana, dejando fuera al resto del país.









