El Coco y El Viejo del Saco, los dos personajes que más miedo han metido a los niños en Cuba

Redacción

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El Coco y El Viejo del Saco, los dos personajes que más miedo han metido a los niños en Cuba

El miedo tiene muchas fases y las más diversas formas de manifestarse. Cada una de ellas cuenta con un mito o una leyenda asociada y, en el caso de Cuba, no han sido pocos las historias con que nos amedrentaban y controlaban cuando éramos unos niños.

Una de las figuras que han sido utilizadas por los padres como recurso para infundir miedo a los chicos y suprimir sus majaderías ha sido el “Viejo de Saco”.

¡Por ahí viene el viejo del saco…! ¡Y te va a llevar, si no haces lo que digo…! Quizás su origen provenga del mal aspecto de los mendigos que son parte del paisaje urbano. Estos, suelen llevar sus escasas pertenencias en un saco o bolsa grande que cargan de aquí para allá y de la que no se desprenden así llueva, truene o relampaguee. Muchas de estas personas se han visto obligadas a sobrevivir con lo que encuentran en los latones de basura y todo lo que encuentran que les pueda servir, lo meten en el saco.

El mencionarle el viejo del saco a un niño hace que por su cabecita aflore la idea de ser llevado lejos de su familia, por lo que acto seguido suelen dejar de hacer la travesura que estén haciendo.

A diferencian del hombre del saco, “el Coco”, con quien también los padres metían miedo, no tuvo una figura definida ni un rostro. A ciencia cierta nadie conocía su apariencia, por lo que cada cual se lo imaginaba como sus miedos interiores fueron capaces de proyectarlo.

El meter miedo con el Coco ha estado siempre asociado a dos frases: ¡Por ahí viene “El Coco” y te va a llevar…! O la otra, casi siempre infalible: ¡Si no obedeces, “el Coco” te comerá…!

En los últimos tiempos en Cuba, “El Coco” ha pasado a causar temor también a los adultos, y no precisamente al escuchar hacer alusión a aquello que les daba miedo de niños. En los momentos que se viven actualmente en la Isla, comerse unas masas de coco, beber su agua, o comprarlo rallado para hacer dulce, se ha vuelto tan complicado por sus altos precios que sí… hasta los adultos le han cogido miedo al coco.