Caimanera, la “frontera antiimperialista de la Revolución” a metros de los americanos

Redacción

Caimanera, la "frontera antiimperialista de la Revolución" a metros de los americanos

Son pocas las veces que llegan visitantes foráneos a la recóndita localidad cubana de Caimanera, vecina cercana de la polémica base naval de Guantánamo..

“Caimanera, primera trinchera antiimperialista”, así se lee en un cartel que recibe a quienes llegan a este lugar. Un poblado en el que residen actualmente unas 11.173 personas y a cuyos márgenes solo pueden acceder los locales o quienes cuentan con un permiso especial.

En este mes de junio, se conmemoran 120 años de que asentarán allí las primeras tropas estadounidenses y aún luego de tanto tiempo, Cuba sigue exigiendo la devolución de esa zona, que a su juicio está ocupada ilegalmente.

Unas boyas amarillas custodian la frontera marítima de la base y los niños locales conocen su significado a la perfección: “no hay que pescar y nadar más allá porque te puede pasar como a Rodolfo y (que) te asesinen”.

Rodolfo Rosell, fue un pescador y activista de la revolución y es una de las seis víctimas que ha tenido a su haber la base según las autoridades de La Isla. Afortunadamente hace años que ya ronda la calma en las cercanías de ese lugar que alguna vez estuvo plagado de minas en sus alrededores.

Desde el poblado, el lugar más apropiado para echar un vistazo al territorio ocupado por la base es el único hotel de la zona, desde el cual con unos prismáticos se alcanzan a identificar algunas construcciones.

Los locales, sin embargo, consideran que tienen al enemigo en sus propias narices.

“Pero los mantenemos a raya”, dice Yania Aguilar, una dirigente local del Partido Comunista.

“Para nada tenemos miedo de tenerlos tan cerca, todo lo contrario, somos un pueblo valiente al tener a un imperio tan agresor y que ha hecho tanto daño en todo el mundo. Dormimos noche a noche y vivimos día a día con ellos ahí”, añade.

“Nos afecta psicológica y socialmente porque tener al enemigo ahí al lado nos impide el desarrollo normal”, asegura.

En la base que una vez llegaron a trabajar 5,000 cubanos, ya no queda ninguno, en 2013 se retiraron los dos últimos que quedaban.

Desde que Fidel Castro asumiera el poder, La Isla siempre se ha negado a cobrar los 4.000 dólares que anualmente Washington debería pagar por el alquiler del territorio.