La curiosa pareja de pulgas que se casaron vestidas de boda en Cuba hace casi 200 años

Redacción

La curiosa pareja de pulgas que se casaron vestidas de boda en Cuba hace casi 200 años

Si de cosas curiosas se trata, en Cuba hay para comer y para llevar. Un claro ejemplo de esto es una curiosa pareja de pulgas (de esas mismas que habitan entre perros y gatos) que permanecen en una urna de cristal desde hace 194 años en el municipio Cárdenas, de la provincia Matanzas, y que para poder observarlas bien es necesario utilizar una lupa o un lente con mucho aumento.

Al observarlos muy de cerca y detenidamente se pueden observar los pequeños trajes en miniaturas, blanco el de ella y negro el del novio. Incluso se puede observar hasta el ramo de flores de la novia.

No pocos se han devanado los sesos duramente mucho tiempo sobre la manera en que fueron vestidos semejantes especímenes, pero lo cierto es que esa es una pregunta que sencillamente no tiene respuesta, ya que ni los propios museólogos han sido capaces de contestarla.

Se cuenta que por allá por el año 1892, el abogado cubano Alberto Zanetti ayudó a unos indígenas en México que tenían problemas con un círculo de poder que querían en sus tierras. A modo de agradecimiento, estos le obsequiaran los dos insectos disecados y vestidos con trajes de casamiento.

Paulino de la Fé fue un mexicano que venía bastante frecuentemente a la isla y en enero del 1912 Zanetti se la dio en custodia para que le fueran entregadas a Carlos Alberto Zanetti, uno de sus hijos que vivía en Cuba.

Este era un asiduo visitante de la peña de Ignacio Ortiz Pineda, quien poseían una imprenta radicada en Cárdenas. Fue justamente en esta peña donde por primera vez se expuso la singular pareja de novios, con el objetivo de que la curiosidad atrajera más público.

Actualmente el Museo Municipal de Cárdenas es el segundo más antiguo de Cuba y allí se encuentra el célebre matrimonio de pulgas, el cual fue donado a este a fines de 1912 por Carlos Alberto.

Pese a que el museo Oscar María de Rojas exhibe numerosas obras de importante valor arquitectónico, científico e histórico, la popularidad de esta “parejita” ha hecho que, para no pocos, el nombre del sitio no sea otro que “el museo de las pulguitas”.