Cuba es la una isla del mundo en la que sus habitantes apenas prueban el pescado

Redacción

No hay pescado en Cuba... pero tampoco lo habrá, como asegura el propio Gobierno

La misteriosa desaparición del pescado en las mesas de los cubanos es un asunto mucho más espinoso que el propio pescado en sí. Los pobladores de la Isla lo echan de menos y atribuyen su ausencia a diferentes causas.

Una de las versiones más sólidas la cuentan los pescadores que a diario se aventurar a surcar el mar en embarcaciones que en la mayor parte de los casos dejan mucho que desear.

“En el caso de Manzanillo nunca se ha dejado de pescar, el único cambio es que el pescado ahora tiene otro destino. Para comer pescado en Cuba hay que ser yuma (turista) y pagar en fulas (divisas). Nosotros comemos pescado de agua dulce, machuelo y algunos subproductos. Del mar, lo único que nos toca es el miedo de una noche salir por ahí para allá en una lancha y no parar hasta Miami”, cuenta un joven pescado manzanillero.

Las embarcaciones estatales que se hacen a la mar para llegar a los bancos de pesca pudieran calificarse de regular tirando para malas. La mayor parte de las veces sufren averías en pleno recorrido, ya que todas sobrepasan con creces el tiempo recomendado de explotación. Además, muy pocas poseen botes salvavidas.

“Por más que intentamos en mejorar el aparejo, la situación es cada vez más difícil, porque las pocas artes de pesca que tenemos son viejas, tienen roturas y hay que pasarle la mano casi todos los días, así no se puede coger el peje. Aquí no hay sobreexplotación, por el atraso y el olvido que tiene la empresa, que no se preocupa por sustituir esos barcos viejísimos, ni garantiza las artes de pesca”, explicó otro de los marineros.

Según otro de los pescadores de la zona, la producción está pactada en muchos casos antes de capturar los peces. No obstante, no son pocas las veces que los botes pesqueros se ven forzados a salir sin hielo para conservar el pescado y tienen que regresarse el mismo día para que no se pierda la producción.

El pago por captura entregada beneficia a los pescadores, quienes reciben una parte en pesos convertibles. Eso sí, en esa misma moneda se le descuentan todos los gastos generados en el mes (víveres, combustible, entre otros).

Los que por una razón u otra (dependa de ellos o no) se ven imposibilitados de salir a pescar, quedan sin un salario que los respalde hasta tanto se reincorporen a la faena pesquera. En lo que el palo va y viene, a veces pasan meses que no ven un solo peso.

La pesca por parte de los particulares también ha visto mermada su actividad durante los últimos años. Las no pocas restricciones impuestas por el gobierno se han convertido en un obstáculo insorteable para las nuevas generaciones de jóvenes pescadores, debido a la exigencia, de propiedades, licencias, permisos y un sinnúmero de limitantes que los impiden tener pequeñas embarcaciones de manera legal.

A su vez, el objetivo principal de la pesca industrial es conseguir el mayor número de capturas. Para ello se necesita de fondos para costear el equipamiento de los barcos e investigar nuevos métodos de pesca más sofisticados que utilicen tecnología de punta y una estructura portuaria acorde a los tiempos actuales.

Luis Elio, otro pescador manzanillero que accedió a brindar información, mira el mar y con una inmensa tristeza nos cuenta: “De las pescaderías tan solo quedan el nombre y el recuerdo de lo que un día fueron. El pescado que se puede comer en Manzanillo hay que comprarlo carísimo en el mercado negro, donde una libra vale más que un día completo de salario. En Cuba no se usa comer pescado”, concluye.