¿Es el ejército cubano uno de los peor equipados y más atrasados del mundo?

Redacción

¿Es el ejército cubano uno de los peor equipados y más atrasados del mundo?

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), el ejército de Cuba, que en el pasado fuera considerado entre los mejor equipados y modernos del tercer mundo no vive su época más feliz.

Mucho ha llovido desde los tiempos en que la Unión Soviética abastecía a las FAR de armamento moderno y el ejército cubano era una poderosa fuerza de combate capaz de emprender grandes operaciones militares en África más allá de sus fronteras y brindar ayuda militar y logística a los movimientos armados de izquierda alrededor del mundo.

En 2020 el ranking del sitio Global Firepower situaba a Cuba en el número 73 entre las principales potencias militares del mundo.

“Desde el punto de vista formal Cuba sigue teniendo sus tres ejércitos territoriales (Occidental, Central y Oriental), pero ninguno de ellos cuenta con las grandes unidades de tropas permanentes que en otras épocas se dislocaban en cada provincia”, explica un oficial con largos años de experiencia en las FAR.

“Ahora mismo el país solo posee en completa disposición de combate una división de tanques (Managua, a las afueras de La Habana), dos brigadas mixtas de blindados e infantería (Fines, al Centro, y Baraguá, al Este), las dos brigadas de infantería que custodian el perímetro de la Base Naval Guantánamo, algunas pocas formaciones navales y aéreas que están dislocadas en diferentes puntos de la geografía nacional, y dos o tres regimientos de Tropas Especiales. Con todo y eso, una agresión de los americanos sería una circunstancia tremendamente difícil de enfrentar”, nos comenta nuestra fuente.

Desde hace muchos años el grueso de las Fuerzas Armadas cubanas está compuesto por reservistas. Pero para las FAR cada vez resulta más complicado convocarlos para mantener su preparación combativa porque los cubanos viven una vida muy agitada llena de carencias materiales y no pueden darse el lujo de abandonar sus trabajos para cumplir con las fuerzas armadas. Más cuando trabajan en el sector privado.

Convertirse en militar, que antes era visto como una buena opción laboral por los jóvenes cubanos, hoy no resulta atractivo para casi nadie. Las plantillas de soldados profesionales o policías resultan hoy tan difíciles de cubrir en Cuba como las de la construcción, la agricultura o las de maestro.

Los jóvenes que son llamados al Servicio Militar Activo (de carácter obligatorio) hacen lo posible por evadir la entrada a las filas. Para ello, con la ayuda desinteresada o interesada de médicos, confeccionan gruesos expedientes de enfermedades y padecimientos que les garantizan el “no apto” con el que escurrirse del “llamado de la patria”.

Aquellos que no pueden evitar ser reclutados se convierten en soldados por dos años y son distribuidos por las distintas unidades del país. Como estipendio se les paga apenas 45.00 pesos cubanos al mes (una cantidad simbólica que no llega a 2.00 dólares).

Esto resulta traumático para muchos jóvenes como Inoelvys que antes de entrar al Servicio Militar ganaba entre 50.00 y 200.00 pesos diarios como chapista en la ciudad de Manzanillo y era el sostén económico de su familia. Ahora son sus padres los que deben ayudarle a él: “Si no fuera por los giros [postales] que a veces consigue mandarme la vieja, no podría salir ni a dar una vuelta por La Habana. Los 45 pesos del estipendio se me van como agua y sal, y lo que más me duele es que estoy aquí y ellos allá, sin poder ayudarlos. Es muy bonito que te hablen de defender la patria, pero la cosa cambia cuando es a uno al que le toca hacerlo y nadie te garantiza las condiciones para que ni tú ni tu familia pasen más trabajo por eso”, expresa el joven que apenas ha cumplido la mitad de su servicio militar.

Los oficiales de bajo rango tampoco se encuentran felices en las difíciles condiciones en la que las FAR funcionan en la actualidad.

“El problema es que a las exigencias de la vida militar tú tienes que sumarle otras cosas: los salarios son bajos (ningún oficial de rango medio llega a cobrar más de 50 dólares al mes), han desaparecido muchos estímulos que daban antes (equipos electrodomésticos, alimentos) y el ‘gardeo’ [marcaje] es constante y por cualquier cosa”, dice Karel, un joven primer teniente que se graduó con artillero pero que los únicos cañones que ha visto desde que recibió los grados han sido los de las bazucas con que se fumigan las casas en la campaña contra los mosquitos.

Como tantos otros su aspiración es desmovilizarse y pasar a la vida civil (donde haber sido oficial de las FAR, si abre, contradictoriamente muchas puertas) pero tampoco eso resulta fácil. Las fuerzas armadas carecen de personal y por tanto abandonarlas antes de cumplir el tiempo de jura es una misión casi imposible.

A la falta de personal se suma otro obstáculo insalvable para una economía casi en ruinas como la cubana: el mal estado y la obsolescencia de la técnica.

Todos en la Isla saben que cualquier guerra futura de Cuba mientras se mantenga en el poder el Partido Comunista sólo puede ser con un contendiente, los Estados Unidos. Para ello el Gobierno de la Isla ha establecido la doctrina militar de la Guerra de Todo el Pueblo; pero la realidad es que con los viejos tanques soviéticos, los pocos aviones disponibles y una industria en ruinas incapaz de establecer una cadena logística medianamente decente, cualquier posibilidad de resistencia, no ya de victoria sólo existe en las consignas de los que gobiernan la mayor de las Antillas.