¿Por qué se les conoce como amalianos a los residentes del barrio de Jesús María en La Habana?

Redacción

Quizás en alguna ocasión hayas escuchado llamar “amalianos” a los habitantes del capitalino barrio de Jesús María en La Habana. Hoy, te compartimos los detalles sobre el origen de esta forma de llamarlos.

Por allá por el año 1753, en la Calle Real de Jesús María, hoy conocida como Revillagigedo, fue erigida una ermita a Jesús María y José que le dio nuevo nombre a la barriada, antiguamente llamada San José del Astillero, debido al asentamiento de este último en sus predios.

Con la citada calle, se asocia una de las leyendas más vivas de todo el barrio: la de la negra Amalia. Se cuenta que Amalia era una protectora de los esclavos que eran perseguidos por las autoridades coloniales. Los escondía, les proporcionaba medios para salir del país como polizontes y, además, era la Madrina de los centros ñáñigos del barrio, por lo que muchos de los que ayudó se hacían llamar “hijos de Amalia”. Así se conocían en el siglo XIX y de ahí nace a que los de Jesús María de les llame Amalianos.

Jesús María era sinónimo de un barrio en el que abundaban hombres sin oficio ni beneficio, pendencieros y que vivían del hurto, el robo, la matonería y el proxenetismo.

El barrio de Jesús María también se destacó también por contar con importantes centros culturales y por ser la cuna de músicos y ritmos que trascendieron, no ya los límites de la barriada, sino de toda La Habana y de Cuba.

Sería imposible hablar de Jesús María sin mencionar a la sociedad Unión Fraternal, en Revillagigedo entre Gloria y Misión, la cual fue fundada en 1886, para las personas llamadas “de color”.

Otro de los centros de renombre de la localidad fue el Club Atenas, en la esquina de Zulueta y Apodaca, al que solo pertenecían negros o mulatos profesionales o con bastante billete. También en la calle Revillagigedo se inauguró la Asociación de Carteros y en el barrio vivieron numerosas figuras reconocidas del panorama musical.

El famoso violinista negro Claudio Brindis de Salas vivió en Águila y Apodaca; Barbarito Diez, en Gloria entre Aponte y Factoría; Rafael Cueto, integrante de los famoso Trío Matamoros, en Aponte 125. Además, en el año 1939, se formó en este barrio una de las comparsas más importantes de los carnavales habaneros: La Jardinera.