La olvidada historia de La Gloria City, la ultima colonia norteamericana en Cuba

Redacción

La olvidada historia de La Gloria City, la ultima colonia norteamericana en Cuba

El 4 de enero de 1900 llegaron a Cuba en un barco de vapor 200 hombres y mujeres de Estados Unidos con la intención de crear una colonia en la isla caribeña.

Cuando avistaron la costa de Nuevitas, no habían pasado dos años del final de la guerra hispano-estadounidense, así que tenían la esperanza de que si les seguían más compatriotas, Cuba acabaría siendo anexada por EE.UU.

Según cuenta la leyenda, tras días abriéndose camino entre los manglares, los colonos estaban tan contentos de encontrar un lugar en el que el fango no les llegaba hasta las rodillas y que no estaba lleno de mosquitos que se sintieron en “¡la gloria!”… Y así nació ‘La Gloria City´.

Mapas y propagandas de la época sobre La Gloria City

Pero la historia no fue tan bonita como parece. En realidad, los colonos fueron víctimas de una mentira: habían comprado terrenos en un pueblo vibrante que sólo existía en los planos de la compañía neoyorquina ‘Cuba Land and Steamship Company’.

Un siglo después de aquel capítulo, la humedad sigue siendo sofocante en La Gloria. Y de algunos de aquellos pioneros de principios del siglo XX sólo quedan sus nombres en las tumbas en el cementerio.

William Stokes, que murio en 1974 fue el ultimo norteamericano original en La Gloria City. Entre ellos está un tendero llamado William Stokes, que era un bebé cuando sus padres llegaron a Cuba.

Suelto de la época donde se promocionaba esta colonia como la oportunidad de la vida

Se casó, crió una familia y le fue fiel a este pequeño pueblo toda su vida, incluso después de que sus hijos emigraran y su negocio quebrara.

Cuando murió en 1974, William Stokes era el único de los colonos originarios que seguía en la isla, tanto que en La Gloria le llamaban “el último americano en Cuba”.

“Es para mí importante mantener este sitio limpio”, me dice el sepulturero Jorge Gallardo mientras me lleva a ver la tumba de ‘Willy’ Stokes.

Jorge lleva más de un año limpiando los hierbajos que no paran de crecer en el cementerio. “Esta es la casa eterna de los fundadores del pueblo, y en el futuro será la nuestra también, para mí y mis hijos”, reflexiona.

Venta de boletos desde Estados Unidos a Cuba para excursiones que permitieran conocer La Gloria City

Jeanny Martínez, una de las residentes más viejas del lugar, se acuerda de cuando La Gloria era un pueblo más estadounidense que cubano.

“La Gloria City fue muy bonita”, me dice Martínez, de 85 años, en un inglés casi perfecto. La mujer fue acogida, aunque no legalmente adoptada, por los padres de William Stokes.

En 1914, la ciudad de La Gloria y el Valle de Cubitas en general alcanzó su apogeo. Sus habitantes eran miles de estadounidenses y muchos alemanes, polacos, ingleses, suecos, daneses, italianos y otras nacionalidades. La Gloria City tenía una sala de audiencias, una comisaría, un puesto de guardia rural, un Ayuntamiento, una estación de correos y telégrafos, una línea telefónica de Port Viaro a La Gloria, una escuela, una biblioteca, energía eléctrica, tiendas, posadas, peluquerías, lecherías, panaderías, farmacias, talleres de herrería, fotógrafos, artesanos, médicos, carpinteros y albañiles.

Mapa del pueblo y las plantaciones de La Gloria

Había una fábrica de jabón, una fábrica de escobas y dos pintorescos hoteles de dos pisos con exuberantes jardines y ventanas de la bahía, alfombras, fina cristal y porcelana y cortinas de seda. Un camino directo pavimentado fue construido bajo dirección del ingeniero Kelly. Comenzó en Port Viaro, atravesó la Avenida Central de La Gloria y continuó hacia la Cordillera Cubitas, en busca de la ciudad de Camagüey. Puentes de hormigón y vigas de madera cruzaban los arroyos. El viejo Sr. Louis de Boston hizo los zapatos brillantes para las señoras y los vaqueros con los centenares de últimos traídos con él.

En un lado de la ciudad se construyó un pequeño ingenio para la fabricación de azúcar y melaza. Una imprenta distribuía un periódico dos veces a la semana, The Cuban Americans, así como libros y publicaciones de interés para la comunidad. El inglés Mr Weake preparó cerveza y cerveza negra. Hubo servicios en dos iglesias: una metodista y la otra episcopal. Una misa católica fue pronunciada el primer domingo de cada mes por el padre Hildebrand de Palm City, una ciudad alemana situada a unas doce millas de La Gloria. Había Odd Fellows y Rebekah Lodges. Las casas fueron construidas de caoba y cedro, bien formadas y espaciosas. Las calles estaban limpias y sombreadas por árboles de Poinciana. Una orquesta de doce músicos (cinco mujeres y siete hombres) proporcionó el entretenimiento en fiestas con violines, violas, latón y tambores. Se cosecharon cítricos y verduras y se importaron bienes de Nueva York a través del puerto de Nuevitas. Un tranvía de mulas con ruedas y carriles de madera de sabicu hizo el viaje de La Gloria City a New Port, mientras que el vapor La Gloria sirvió tanto como medio de transporte y ocio de la costa a los cayos.

Mapa de la época con detalles sobre las rutas que llevarían a los futuros colonos a La Gloria City

Jeanny Martínez continúa “La iglesia metodista estaba por ahí, la episcopal por ahí”, explica mientras señala desde la veranda de su modesta casa de madera y lata. Como muchos cubanos de su generación, Jeanny habla de su juventud prerrevolucionaria con una mezcla de romanticismo y nostalgia.

“Tengo que defender a los americanos porque mucha gente tenía hambre en aquel entonces y les dieron trabajo y comida en sus naranjales.

En 1932 un fuerte huracán pasó por Camagüey y destruyó las plantaciones de cítricos y azúcar en La Gloria. Con ello, se llevó también los sueños de los colonos. La mayoría vendieron sus terrenos y volvieron a EE.UU.

Entre los escombros estaba la iglesia protestante del pueblo. Ahora, más de 80 años después, han empezado a hacer los cimientos de una iglesia nueva, en el lugar de la original y con fondos enviados de Jacksonville en Florida.