Bacuranao, la playa “pobre” de los habaneros

Redacción

Bacuranao, la playa "pobre" de los habaneros

La playa de Bacuranao es una de las escasas opciones para el cubano de pie a la hora de refrescarse un poco y tomar el sol durante los meses de verano. Ubicada en el Este de La Habana, es una de las playas más frecuentada por los habaneros, fundamentalmente por los residentes de los municipios Alamar, Guanabacoa y San Miguel del Padrón, ya que les queda relativamente cerca y son varias las opciones de transporte que pueden utilizar para desplazarse a ella.

Buena parte de los habitantes de estos municipios se decantan por la opción de realizar el trayecto en bicicleta, ya que de esta forma tienen el regreso garantizado.

Las condiciones en que ha quedado Bacuranao son tan lamentables que buena parte de los habaneros ha rebautizado a la playa como “Basuranao”, por la gran cantidad de desechos que se encuentran acumulados por todas partes o que flotan en sus aguas como un bañista más.

Del Bacuranao de los años 80, al “basuranao” de hoy en día, la diferencia es muy grande. Lo más triste del caso es que parece que a nadie le importa esto y no se hace nada por rescatar un sitio tan bello y que tanto el pueblo disfruta.

El gobierno cubano tiene sus objetivos bien trazados en cuanto a labores de restauración y mantenimiento se trata: sitios con alta demanda turística que puedan aportar dólares a la debilitada economía caribeña. Hoy las opciones en La Habana para los más pobres son pocas.

Del restaurante que había allí en los años 80 tan solo quedan en pie unas ruinas a punto de venirse abajo. En aquella época si se ofertaban todo tipo de alimentos a precios asequibles a los salarios, pero hoy, la realidad no tiene nada que ver con eso.

Dientes de perro y basura, eso es lo que queda del Bacuranao que conocieron los jovenes. Para muchos, es la única opción para pasar un día de verano en la playa.

El deplorable panorama que presenta Bacuranao a sus visitantes deja mucho que desear: la línea de playa se está perdiendo, la basura está “que hace ola”.

Cuando uno camina a lo largo de la misma, se pueden observar tanto viejos restaurantes en peligro de derrumbe como basureros en las esquinas y en la arena.

El paso peatonal que lleva hasta la playa tiene una parte desplomada, una gran plancha de hierro bloquea la entrada, no obstante, nadie se detiene; la mayoría no quiere desviarse por la Vía Blanca y busca la manera de pasar del otro lado de la barrera sin interrumpir su camino. Así mismo en el río hay bandera roja, lo que indica que es una zona de peligro por contaminación, pero eso tampoco impide que la gente se bañe en él…