Parón de boteros en La Habana por precios topados se hace sentir en las calles

Redacción

A partir del viernes, gran parte de los boteros en La Habana se declararon en huelga en respuesta a la decisión de establecer precios máximos para el transporte privado, los cuales han experimentado un considerable aumento en medio de la escasez de combustible que afecta al país desde hace meses.

La medida impuesta por el gobierno ha generado un descontento generalizado entre los transportistas privados, quienes consideran que los precios establecidos no son rentables y no reflejan la realidad económica del país. Uno de los usuarios, Luis Fernando Felipe Alfonso, expresó su desacuerdo en Facebook y su mensaje fue respaldado por otros choferes que también se sienten afectados por esta medida populista que se convierte en un problema.

La propuesta de unirse en protesta y dejar de prestar servicio en La Habana ha encontrado apoyo entre los usuarios de las redes sociales. Sugieren que esta acción sería una forma de demostrar su desacuerdo con las políticas gubernamentales y de evidenciar las dificultades que enfrentan para mantener sus negocios. Además, destacan que los precios establecidos no son rentables considerando los altos costos diarios del mantenimiento del vehículo y el combustible.

Los usuarios de redes sociales han informado que los puntos de recogida de pasajeros habituales en La Habana, como el parque El Curita, están vacíos y los pocos autos que pasan no recogen a los pasajeros. Esto evidencia el impacto de la huelga en el servicio de transporte de la ciudad. Además, se ha observado un aumento en la presencia de inspectores estatales encargados de sancionar a aquellos choferes que no cumplan con los precios establecidos por el gobierno.

No es la primera vez que los transportistas privados de La Habana llevan a cabo protestas de este tipo. En el pasado, en 2017, fue necesaria la intervención de la policía ante la amenaza de una huelga por parte de los transportistas, quienes se negaban a trabajar bajo las condiciones impuestas por el gobierno local. Un año después, la situación volvió a tensarse, lo que generó inestabilidad en el servicio de transporte y quejas por parte de la población.