La misteriosa casa embrujada de Juan ‘El Colorao’ que nadie se atreve a habitar en Pinar del Río

Redacción

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Esta historia va más allá de los cuentos espeluznantes y las leyendas urbanas. Nos adentramos en los misterios de una antigua casa, ubicada en el kilómetro 78 de la autopista que conecta las provincias de La Habana y Pinar del Río. A simple vista, es solo un inmueble de mampostería y placa, pero su historia y los relatos de quienes la conocieron nos invitan a explorar los enigmas y pasajes inconclusos que la rodean.

Nadie puede afirmar con certeza cuándo comenzaron las extrañas experiencias que envuelven a esta casa. Algunos relatan escuchar gritos espeluznantes y voces secretas, mientras que otros aseguran haber presenciado cambios térmicos y fenómenos paranormales. Hay quienes prefieren el silencio, convencidos de que hay puertas que nunca deberían abrirse en este mundo de sombras y energías.

Aunque la situación habitacional en Cuba es precaria, la casa de Juan “El Colorao” permanece deshabitada desde hace más de dos décadas. Algunos se preguntan por qué nadie se ha atrevido a convivir en ella, pero al parecer, los sucesos inexplicables que ocurren al caer la tarde ahuyentan a los más valientes.

Bárbara Claudia Cantillo Reinoso, una joven del lugar, ha escuchado los escalofriantes relatos sobre la casa, pero duda de su veracidad. Según cuenta, varias personas han intentado vivir allí, pero en las noches escuchaban extraños sonidos, como si alguien estuviera cocinando en calderos, aunque al revisar, todo estaba en orden.

Para Laura Iriarte Pérez, la casa es inquietante debido a su ubicación baja e inclinada junto a la autopista. Durante nuestra búsqueda de opiniones entre los sancristobalenses, encontramos diversas historias que rodean a este enigmático lugar.

Según cuentan los vecinos, los sonidos que emanan de la casa son aterradores; algunos incluso afirman haber visto luces en su interior. Un relato intrigante habla de una pareja que ocupó la casa durante un breve tiempo. Llevaban agua potable, ya que no había suministro en la zona, pero al día siguiente, las vasijas aparecieron vacías sin una explicación lógica.

Además, se rumora que años atrás, la hija pequeña de la pareja apareció en el patio de la casa una mañana sin que nadie pudiera explicar cómo llegó allí. Margot Zalaberri, una residente de San Cristóbal con más de cincuenta años de vivir en la zona, creció escuchando estas leyendas, aunque ella misma asegura no haber presenciado estos eventos sobrenaturales.

La casa “abandonada”

Aquellos valientes que se atreven a enfrentar sus temores y aventurarse a la casa de Juan “El Colorao” se encuentran con una estructura que, a simple vista, se mantiene en buen estado. Compuesta por tres dormitorios, sala comedor, cocina y baño, solo falta completar algunos detalles de carpintería y plomería para que recupere su esplendor.

Desde la autopista, la casa parece casi oculta tras la densa vegetación que la rodea, resultado de años de abandono. Sin embargo, el acceso es sencillo; basta con bajar una pequeña pendiente para llegar al frente de la casa. Alrededor, se extienden plantaciones y una antigua laguna, donde algunos visitantes suelen pescar.

La casa de Juan “El Colorao” ha sido objeto de muchas historias y mitos transmitidos a través de las generaciones. Según comenta Miriam Santos Castillo, historiadora del municipio, la leyenda cuenta que la casa estuvo habitada por dos hermanos que se enfrentaron en una riña y acabaron matándose mutuamente.

No obstante, la historiadora reconoce que estas son memorias populares y que la realidad puede ser distinta. La casa ha enfrentado diversos inconvenientes a lo largo del tiempo. La zona se inunda cuando llueve debido a construcciones que cambiaron el cauce del arroyo, y además, la falta de electrificación y la cercanía a la autopista desfavorecen su habitabilidad.

Ante la falta de información concreta, nuestro equipo decidió investigar más a fondo y visitar la dirección municipal de la Vivienda, donde entrevistamos a Tatiana Pérez Herrera, su directora. Ella aclaró que las tierras donde se ubica la casa tienen un dueño y, por lo tanto, no puede considerarse una casa abandonada. Según sus declaraciones, la infraestructura es sólida y es probable que el propietario haya decidido mantenerla en buenas condiciones.