De combatiente de Angola y Etiopía a alimentarse de sobras en las calles de Holguín

Redacción

La triste realidad de un anciano cubano excombatiente de las guerras de Angola y Etiopía ha salido a la luz, revelando su lucha diaria por sobrevivir en medio de la inflación y la crisis generalizada que azotan a la isla. Identificado como Julián Hidalgo Expósito, este hombre se ve obligado a alimentarse de las sobras que encuentra en las calles de la provincia Holguín.

En sus propias palabras, el anciano relata cómo pasa hasta tres días sin comer debido a la escasez de alimentos. Ante el hambre intensa, se ve forzado a consumir lo que encuentre, incluso si implica comer comida del suelo. Consciente de los riesgos para su salud, declara: “Yo sé que si como del piso me enfermo, pero es peor morir de hambre”.

Sin embargo, no todas las sobras son aptas para su consumo. Hidalgo Expósito evita aquellos alimentos que se encuentran en los contenedores de basura debido a la presencia de sustancias contaminantes. En cambio, selecciona cuidadosamente lo que parece más limpio y seguro para su ingesta, aunque reconoce que siempre existe el riesgo.

El relato se torna aún más desgarrador cuando menciona una ocasión en la que encontró dos pedazos de pizza que alguien había descartado cerca de él. Agradecido por esta inusual oportunidad, el anciano los recogió, los examinó minuciosamente y, tras hacer sus oraciones, los devoró.

A pesar de sus 78 años, Hidalgo Expósito sigue buscando trabajo, ya que su ingreso mensual de 1.528 pesos cubanos no le alcanza para sobrevivir. En ocasiones, realiza trabajos de limpieza a cambio de dinero o comida para poder subsistir. Sin embargo, lamenta el alto costo de vida y la falta de consideración por parte de los vendedores, quienes establecen precios exorbitantes por alimentos básicos. Según sus palabras, un simple vaso de café con leche cuesta 130 pesos, una pizza 90 y un plato de comida 500.

Además de enfrentar el hambre y la pobreza, el anciano también padece enfermedades. Se encuentra enfermo de los ojos y del oído, y sufre frecuentes dolores en los pies. Lamentablemente, no puede permitirse comprar los medicamentos necesarios debido a la falta de recursos económicos.

La historia de Hidalgo Expósito adquiere un trasfondo aún más trágico cuando se revela que este hombre fue uno de los valientes combatientes cubanos que participaron en las guerras de Angola y Etiopía. Su experiencia militar dejó secuelas, incluido el paludismo y ataques epilépticos. Desde entonces, la falta de acceso a la medicación adecuada ha agravado su condición.

A pesar de su situación desesperada, el anciano no ha buscado ayuda del régimen cubano y prefiere recurrir a iglesias locales donde a veces se distribuyen alimentos, o solicitar asistencia directamente a las personas. Consciente de la difícil realidad del país, Hidalgo Expósito concluye: “Como van las cosas, no esperes nada bueno de este país”.

La historia de este anciano cubano excombatiente es un recordatorio desgarrador de la dura realidad que enfrentan muchas personas en la isla. Revela la lucha constante por obtener alimentos y medicamentos básicos, así como la falta de apoyo del sistema gubernamental para aquellos que han servido a su país.