El robo del diamante del Capitolio: Entre la leyenda y la verdad silenciada

Redacción

El Capitolio Nacional de La Habana, una de las edificaciones más emblemáticas de Cuba, no solo es conocido por su majestuosidad arquitectónica, sino también por ser el hogar de un misterioso diamante que, según la leyenda, fue robado en circunstancias enigmáticas. Pero, ¿cuál es la verdad detrás de esta fascinante historia? Acompáñanos en un viaje entre mito y realidad.

El Diamante Original

El Capitolio, inaugurado en 1929, albergaba en su Salón de los Pasos Perdidos un diamante incrustado en el piso de mármol. Este no era un diamante cualquiera: se decía que perteneció a la corona de los zares rusos. Su función era marcar el Kilómetro Cero, el punto de partida de la Carretera Central de Cuba.

La Leyenda del Robo

La historia popular cuenta que en la década de 1940, el diamante fue robado en un audaz golpe. Según la leyenda, un ladrón, haciéndose pasar por turista, distrajo a los guardias y, con una rapidez asombrosa, extrajo el diamante de su engarce y desapareció sin dejar rastro. La noticia del robo corrió como pólvora, y la búsqueda del precioso diamante se convirtió en una obsesión nacional.

La Investigación y el Misterio

Las autoridades cubanas lanzaron una intensa investigación para recuperar el diamante. Se ofrecieron recompensas, se interrogó a sospechosos y se rastreó cada pista. Sin embargo, el diamante parecía haberse esfumado. Con el tiempo, surgieron diversas teorías: que el diamante había sido vendido en el mercado negro, que había sido llevado fuera de Cuba, o incluso que todo había sido un montaje para distraer la atención de otros asuntos políticos.

La Verdad Detrás del Mito

Años después, en la década de 1950, la verdad salió a la luz. El diamante no había sido robado por un ladrón misterioso, sino por un empleado del Capitolio. Atraído por el valor y el brillo del diamante, el empleado lo extrajo y lo vendió. Sin embargo, la culpa lo consumió, y finalmente confesó su crimen. El diamante fue recuperado y devuelto a su lugar original.

Pero la historia no termina ahí. En 1973, el diamante fue nuevamente robado, esta vez por un soldado. Al igual que el primer ladrón, el peso de la culpa lo llevó a confesar, y el diamante fue nuevamente recuperado.

El Diamante Hoy

Para proteger el precioso diamante de futuros robos, las autoridades decidieron reemplazarlo por una réplica. El diamante original fue trasladado a una caja fuerte en el Banco Nacional de Cuba, donde se dice que permanece hasta el día de hoy. Sin embargo, algunos creen que el diamante que se exhibe en el Capitolio es el verdadero, y que la historia de la réplica es solo otro capítulo en el misterio que rodea a este precioso gemelo.