El exministro de Economía de Cuba, José Luis Rodríguez, ha presentado un sombrío panorama para la economía de la Isla en su reciente análisis. En su valoración, Rodríguez expone una serie de problemas estructurales que han afectado profundamente al país, y su evaluación no ofrece muchas esperanzas para una rápida recuperación.
En su informe, Rodríguez destaca que Cuba ha experimentado una pérdida de más de 4.000 millones de dólares en ingresos externos durante los últimos cinco años. Aunque la pandemia de COVID-19 aceleró esta caída, los problemas económicos ya se venían gestando desde antes. Rodríguez subraya que el producto interno bruto (PIB) disminuyó en un 1.9 % en 2022, siguiendo una caída aún más drástica del 11 % en 2020. A pesar de que se proyecta un leve crecimiento entre 2023 y 2024, de entre un 2 % y un 3 %, estos incrementos parecen ser insuficientes para contrarrestar las pérdidas acumuladas desde 2019.
En su análisis, Rodríguez no deja de mencionar el “bloqueo económico estadounidense” como el principal obstáculo para el desarrollo económico de Cuba. Según el exministro, este embargo ha tenido un impacto negativo acumulado de 159.084 millones de dólares hasta febrero de 2023. Solo en el último año analizado, este bloqueo habría costado a la economía cubana unos 4.867 millones de dólares. Sin embargo, Rodríguez también sugiere que, después de 65 años de enfrentar este embargo, el régimen cubano debería reconsiderar sus estrategias económicas, ya que es improbable que las sanciones se levanten en un futuro cercano.
Rodríguez también menciona otros factores externos que han afectado a la economía cubana, como el conflicto en Ucrania, las tensiones en el Medio Oriente y el aumento de los precios de productos básicos. Por ejemplo, la caída en la producción de níquel y la volatilidad en los precios del petróleo son problemas que han complicado aún más la situación económica de la Isla.
Un punto crítico en el análisis de Rodríguez es la disminución de la inversión extranjera directa (IED) en Cuba. Aunque se firmaron 42 nuevos acuerdos en 2023, estas cifras no son suficientes para satisfacer las necesidades económicas del país, que oscilan entre 2.000 y 2.500 millones de dólares anuales. La incertidumbre global y las restricciones internas han limitado el flujo de capital extranjero, lo cual es esencial para revitalizar la economía cubana.
Otro tema alarmante que Rodríguez aborda es el aumento de la deuda externa de Cuba. A pesar de los esfuerzos para renegociar y posponer pagos con acreedores como el Club de París, Rusia y China, la deuda externa ha continuado creciendo, alcanzando un estimado de 29.400 millones de dólares a finales de 2023. Esto equivale a una deuda per cápita de aproximadamente tres mil dólares por cada cubano, lo que refleja un manejo económico ineficiente y peligroso.
Finalmente, Rodríguez señala la disminución de las remesas como un factor adicional que ha afectado negativamente a la economía cubana. Aunque Western Union reanudó sus operaciones en Cuba en 2023, los envíos de dinero no han vuelto a los niveles anteriores. Esta reducción ha impactado severamente tanto al sector no estatal como al consumo interno, que dependen en gran medida de estos ingresos.