La historia de Cuba está marcada por dictadores que han ejercido el poder con mano de hierro, aplastando al pueblo con tal de perpetuarse en el control del país. Los últimos 62 años bajo la dictadura comunista de la familia Castro y su sucesor, Miguel Díaz-Canel, son solo la fase más reciente de una larga cadena de opresión. Sin embargo, el pueblo cubano siempre ha encontrado una forma de desafiar a estos tiranos: bautizándolos con apodos que revelan su desprecio hacia ellos. En esta entrada, exploramos los sobrenombres más conocidos que los cubanos han usado para referirse a sus dictadores.
Gerardo Machado: “El Asno” o “El Mocho”
El dictador Gerardo Machado, quien llegó al poder en 1925 con amplio apoyo popular, fue el primer gran déspota de la República de Cuba. A pesar de haber realizado importantes obras públicas, como el Capitolio de La Habana y la Carretera Central, Machado pronto perdió el favor del pueblo cuando modificó la constitución para perpetuarse en el poder. Durante su gobierno, Cuba sufrió las consecuencias de la Gran Depresión, lo que desató protestas y revueltas. En ese contexto, el intelectual cubano Rubén Martínez Villena le dio el sobrenombre de “Asno con Garras”, debido a su falta de formación académica y su comportamiento brutal. Antes de esto, se le conocía como “El Mocho” debido a la falta de un dedo en su mano izquierda.
Fulgencio Batista: “El Hombre” y “El Sargento de Columbia”
Fulgencio Batista, quien inicialmente ayudó a instaurar la democracia en Cuba, se convirtió en dictador tras el golpe de Estado de 1952. Durante su régimen, abolió la Constitución de 1940 y suspendió libertades políticas. Su poder militar y su alianza con los grandes terratenientes hicieron que se le conociera como “El Hombre”, en referencia a su control absoluto sobre el país. Otro apodo que recibió fue “El Sargento de Columbia”, por su rango en el Ejército cuando lideró el golpe de 1933. Además, algunos lo llamaban de manera despectiva “El Mulato Lindo”, en alusión a su origen mestizo.
Fidel Castro: “El Caballo”, “Aceituna”, “El Coma-andante” y “Tirano-saurio”
El dictador más longevo de Cuba, Fidel Castro, fue una figura de miedo y odio para muchos cubanos. El apodo de “El Caballo” tiene varias teorías detrás: algunos creen que hace referencia al caballo de Atila, ya que donde él gobernaba, nada volvía a florecer. Otros piensan que es una referencia a la charada cubana, donde el número uno está asociado a ese animal. Además, por su uniforme verde olivo, se ganó el apodo de “Aceituna”. En sus últimos años, cuando la vejez lo mantenía alejado del poder, se le comenzó a llamar “El Coma-Andante”, en burla a su estado de salud. Finalmente, el pueblo también lo apodó “Tirano-Saurio”, debido a la longevidad de su tiranía.
Raúl Castro: “La China”
Raúl Castro, quien asumió el control del país tras la enfermedad de su hermano Fidel, ha sido apodado por el pueblo como “La China”. Este sobrenombre, que ha circulado durante décadas, hace referencia tanto a sus ojos ligeramente rasgados como a rumores sobre su vida personal, en particular su supuesta preferencia por personas del mismo sexo. Aunque estas teorías no han sido corroboradas, el apodo se ha mantenido como una forma de referirse a él sin mencionarlo directamente.
Miguel Díaz-Canel: “El Singao”
Cuando Miguel Díaz-Canel fue designado por Raúl Castro como su sucesor, pocos esperaban el nivel de rechazo que generaría en tan poco tiempo. Los primeros dos años de su mandato han estado marcados por una profunda crisis económica y sanitaria. En medio de las protestas masivas del 11 de julio de 2021, el pueblo cubano lanzó la consigna “Díaz-Canel, Singao”, que se viralizó rápidamente. Hoy, ese apodo se ha consolidado como la forma más popular de referirse al actual dictador.
Otros presidentes y sus apodos
Los dictadores más recientes no han sido los únicos en recibir apodos del pueblo cubano. Desde los primeros presidentes de la república, Tomás Estrada Palma fue conocido como “Padre Cubano de la Enmienda Platt”, mientras que José Miguel Gómez fue apodado “Tiburón”. Mario García Menocal recibió el mote de “El Mayoral”, y Alfredo de Zayas fue llamado despectivamente “El Pesetero” por su avaricia.
En definitiva, los apodos son una forma en la que los cubanos han expresado su resistencia y su visión crítica hacia aquellos que han intentado subyugarlos. Cada sobrenombre cuenta una historia, y juntos forman parte del legado de lucha de un pueblo que nunca ha dejado de luchar por su libertad.