Recientemente, el humorista cubano Ulises Toirac, conocido por su aguda crítica y estilo único, lanzó una publicación en Facebook que hizo saltar las alarmas entre sus seguidores. En ella, hacía referencia a la posibilidad de ser uno de los «artistas sorpresa» en la fiesta de cumpleaños de Sandro Castro, nieto de Fidel Castro, que se celebrará el 5 de diciembre. Sin embargo, lejos de confirmar o desmentir la invitación, Toirac utilizó su humor característico para tantear las reacciones de su audiencia.
«¿Qué dirías si soy el artista sorpresa?»
Con su tono juguetón, Toirac preguntó a sus seguidores qué pensarían si fuera invitado a tan polémico evento. “¿Qué exclamarías si te enteraras que soy uno de los ‘artistas sorpresa’ del cumple de pasado mañana? (Evita las malas palabras, pero…)”, escribió, sin mencionar a Sandro directamente, pero dejando claro a qué fiesta se refería. En sus palabras, no solo se percibe el sarcasmo, sino también un toque de incertidumbre sobre cómo sus fans reaccionarían a tal noticia.
Un NO rotundo: Toirac rechaza la invitación
La sorpresa vino en los comentarios, donde Toirac dejó claro que, a pesar de la broma inicial, no estaba dispuesto a aceptar tal invitación. «Hay cosas que no se hacen, pasos que no se dan, chistes que no entran en el repertorio. Aunque sea lo único a lo que agarrarse para comer. No», sentenció de manera tajante. Con estas palabras, el humorista dejó claro que no cruzaría esa línea, aunque el dinero y las oportunidades laborales estuvieran en juego.
¿Una broma o una prueba de principios?
Muchos seguidores de Toirac aprovecharon los comentarios para debatir sobre la ética detrás de este tipo de eventos, especialmente cuando están asociados con figuras cercanas al régimen cubano. Algunos lo aplaudieron por mantener sus principios y rechazar la invitación, mientras que otros, más comprensivos, señalaron que, como humorista, quizás su trabajo consistiría en hacer cualquier tipo de show, sin importar el contexto.
En estos últimos años, Ulises Toirac ha sido un firme crítico del gobierno cubano, utilizando su humor para abordar temas delicados como la represión política y la escasez de recursos en la isla. Esto le ha costado varios trabajos, como lo relató él mismo en diversas ocasiones, al ser censurado en eventos de humor y espectáculos públicos.
La fiesta de Sandro Castro: un contraste con la crisis cubana
La fiesta de Sandro Castro, programada para celebrarse en el bar EFE, propiedad de su familia, ha sido centro de controversia debido a las condiciones que atraviesa la población cubana. Mientras el pueblo sufre apagones de hasta 20 horas al día y carece de alimentos básicos, los Castro continúan celebrando con lujo y derroche, como se evidencia en este evento, que incluye cócteles exclusivos y bebidas gratis para los primeros asistentes.
Este tipo de celebraciones, lejos de conectar con la realidad de los cubanos, se perciben como una muestra más de la desconexión de los poderosos con las dificultades del pueblo. Y es que, mientras muchos cubanos luchan por sobrevivir a la crisis, figuras como Sandro Castro se muestran en sus redes sociales disfrutando de un estilo de vida lujoso que agrava aún más el descontento popular.
La reacción de los cubanos ante el contraste
En este contexto, la figura de Ulises Toirac se presenta como un referente de resistencia para muchos, especialmente para aquellos que, como él, rechazan formar parte de eventos que glorifiquen el régimen o sus representantes. Para muchos, el simple hecho de que Toirac haya sido tentado a participar en esta fiesta y haya rechazado la invitación resalta su integridad y su compromiso con una Cuba que sueña con un futuro distinto.
La pregunta sobre si Ulises Toirac estaría dispuesto a participar en la fiesta de Sandro Castro no solo provocó una reacción en sus seguidores, sino que también abrió un debate más amplio sobre los valores, la ética y la relación entre los artistas y el poder en Cuba. Sin duda, este episodio solo añade otra capa a la compleja realidad de los artistas cubanos, que constantemente deben decidir entre el trabajo y sus principios.