El dolor de perder a un hijo no tiene comparación, y Alfredo González lo sabe muy bien. Desde el trágico suicidio de su hijo Annier, un joven de 18 años que cumplía el Servicio Militar Obligatorio (SMO) en Cuba, este padre no ha descansado en su búsqueda de justicia. En cada palabra, Alfredo alza su voz contra un sistema que, según él, trata a los jóvenes como “esclavos”.
En un emotivo mensaje publicado en el grupo de Facebook “No más VÍCTIMAS en el servicio militar en Cuba”, Alfredo escribió:
“Mi hijo no era un criminal, solo era un adolescente inmaduro, responsable y respetuoso para que lo trataran como un esclavo antes y después de su fallecimiento. Basta ya de tantas víctimas en el Servicio Militar Obligatorio en Cuba, son seres humanos no esclavos”.
Mi hijo no era un criminal solo era un adolescente inmaduro , responsable y respetuoso para que lo tratarán como un exclavo antes y después de su fallecimiento BASTA YA DE TANTAS VÍCTIMAS EN EL SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO EN CUBA SON SERES HUMANOS NO EXCLAVOS
Según Alfredo, Annier apenas tuvo preparación durante los 12 días que estuvo en el SMO antes de su fallecimiento. Marchas interminables, un día en el campo de tiro y un examen médico fue todo lo que recibió antes de ser enviado a una guardia en la prisión Combinado del Sur. Allí, sin entrenamiento adecuado y con solo 13 días en la unidad, Annier terminó su vida el 4 de julio de 2021.
El padre denuncia una cadena de negligencias, desde la promoción inexplicable del capitán involucrado hasta la coacción ejercida por la Contrainteligencia Militar (CIM) sobre su abogado defensor.
“Mi hijo no era un delincuente; solo fue obligado a pasar esa desgracia”, lamenta Alfredo.
Justicia en un sistema opaco
La indignación de Alfredo también está dirigida hacia la justicia militar cubana, que considera llena de incongruencias y corrupción. En un juicio marcado por irregularidades, la fiscalía y los oficiales, según él, han mentido descaradamente para evadir su responsabilidad.
Recientemente, Alfredo denunció un expediente creado por el Ministerio del Interior (MININT) lleno de falsedades y errores. “Pretenden culpar a mi hijo, diciendo que tenía un problema psicopatológico, cuando los verdaderos responsables son las instituciones que permitieron los abusos”, afirmó.
Un juramento de amor y justicia
En febrero de 2024, de pie frente a la tumba de Annier, Alfredo juró agotar todos los recursos legales para conseguir justicia. Y si eso no funciona, prometió salir a las calles, sin miedo a las represalias. Sus palabras son un eco del sufrimiento de muchas familias cubanas, víctimas de un sistema que silencia y oprime.
Mientras Alfredo sigue luchando, su historia resuena como un llamado urgente para que cesen los abusos en el Servicio Militar Obligatorio. Su valentía no solo honra la memoria de su hijo, sino que también da esperanza a quienes buscan un cambio real en Cuba.
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