Familia cubana desesperada: Salió de Matanzas hacia Santiago de Cuba y hace una semana que no saben nada de él

Redacción

En Ocujal del Turquino, un pequeño poblado escondido entre las montañas de la Sierra Maestra en Santiago de Cuba, una familia vive una pesadilla que parece no tener fin. Yulior Osorio Díaz, un joven del lugar, lleva más de una semana desaparecido desde que partió de Matanzas. Su ausencia ha dejado a sus seres queridos sumidos en la incertidumbre y la desesperación.

Daima Ricardo Osorio, prima del joven, utilizó las redes sociales para pedir ayuda y difundir la búsqueda. “Cualquier información es vital para nosotros”, suplica la familia, que no cuenta con los recursos necesarios para realizar una investigación por su cuenta. La situación se agrava porque la policía no ha dado pasos significativos para localizar a Yulior, según informaron fuentes cercanas.

Una tragedia que golpea doblemente a la familia

La historia de Yulior se vuelve aún más desgarradora al conocer que hace apenas dos meses su familia perdió a otro miembro cercano debido al cáncer. Sus padres, con limitaciones económicas y sin acceso a un teléfono, enfrentan esta nueva tragedia con pocas herramientas y muchas angustias.

La comunidad local, impactada por la situación, ha recurrido a las redes sociales para exigir una respuesta más activa de las autoridades. Aliannis Díaz Licea es una de las muchas personas que se han unido al clamor colectivo desde Facebook, pidiendo solidaridad y acción inmediata.

Este joven con la dirección de Ocujal del Turquino salió hace 6 días de la terminal de ómnibus de MATANZAS se encuentra…

Posted by Aliannis Díaz Licea on Tuesday, December 24, 2024

Otra desaparición que conmueve: Una abuela lleva 20 días sin aparecer

En otra parte de Cuba, la familia de Felicia Gómez Díaz también vive una amarga incertidumbre. Felicia, una mujer de 67 años de Trinidad, provincia de Sancti Spíritus, desapareció el pasado 5 de diciembre tras salir a buscar sus vacas. Desde entonces, no se ha vuelto a saber de ella.

Madre de dos hijas y abuela, Felicia llevaba una vida tranquila en su finca familiar en La Ermita, un poblado ubicado en la carretera entre Trinidad y Sancti Spíritus. Aquella mañana vestía un abrigo verde, licra, botas de goma y una gorra azul del equipo de béisbol local. Pese a la rápida reacción de su esposo, familiares y vecinos, las búsquedas no han dado resultados.

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