El anhelo de una familia cubana por alcanzar el «sueño americano» se esfumó rápidamente tras cruzar la frontera sur de Estados Unidos. Apenas pisaron suelo estadounidense por el estado de Arizona, la Patrulla Fronteriza los detuvo, y ahora enfrentan un proceso de deportación, según confirmaron las autoridades locales.
Un arresto inesperado en el desierto
Los agentes de Casa Grande, en el Sector Tucson, arrestaron a los cuatro integrantes de esta familia cubana cerca de la localidad de Papago. La noticia fue compartida en la red social X por Sean McGuffin, agente jefe de la Patrulla Fronteriza en Arizona, quien no escatimó en palabras.
“Aparentemente, no recibieron el memorando, pero cualquiera que cruce la frontera ilegalmente se enfrenta a la detención o expulsión”, advirtió McGuffin, dejando claro el endurecimiento del control fronterizo.
Las autoridades, sin embargo, han mantenido en reserva los nombres de los cuatro cubanos detenidos, un detalle que añade un velo de incertidumbre a esta desgarradora historia.
El contexto migratorio más tenso que nunca
Este arresto ocurre en medio de un ambiente migratorio cada vez más hostil en Estados Unidos. Desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, las políticas migratorias se han endurecido considerablemente. El presidente ha reiterado su compromiso de poner fin a la inmigración ilegal y llevar a cabo la mayor operación de deportación en la historia del país.
La administración ha sido tajante: todos los migrantes en situación irregular serán considerados criminales y, por ende, sujetos a deportación. En palabras de Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, “Cualquier persona que ingrese ilegalmente a EE.UU., por definición, es un criminal, por lo tanto, está sujeto a deportación”. Aunque los traficantes de drogas, violadores y asesinos sean la prioridad, eso no significa que el resto de los inmigrantes irregulares estén exentos de la amenaza de expulsión.
Incertidumbre y miedo entre los migrantes
Desde que Trump retomó la presidencia el pasado 20 de enero, los arrestos sistemáticos y las deportaciones masivas han sembrado el miedo entre miles de personas indocumentadas que residen en Estados Unidos. Aunque el discurso oficial hablaba de enfocarse en los “criminales violentos”, la realidad ha dejado claro que cualquier inmigrante en situación irregular está en la mira.