El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, apareció en televisión con una cruz de ceniza en la frente durante una entrevista en Fox News, desatando un intenso debate sobre la presencia de la religión en la política estadounidense.
Un gesto de fe o una jugada política
Rubio, de raíces cubanas y católico practicante, se presentó en el programa matutino del canal para hablar sobre temas de política exterior, pero la conversación tomó un giro inesperado cuando la marca oscura en su frente acaparó la atención de la audiencia. Este símbolo, que marca el inicio de la Cuaresma en la tradición cristiana, no pasó desapercibido y pronto la imagen del funcionario se viralizó en redes sociales, generando opiniones encontradas.
Cuando el presentador le preguntó sobre la cruz de ceniza, Rubio respondió con naturalidad: «Hoy es Miércoles de Ceniza, un día de reflexión y humildad. Para millones de católicos en Estados Unidos y en el mundo, es una jornada de fe que nos recuerda nuestra fragilidad y la necesidad de hacer el bien».
Reacciones divididas
Las reacciones no tardaron en llegar. Mientras que sectores conservadores y religiosos elogiaron la actitud del secretario de Estado como un gesto genuino de fe, otros críticos lo interpretaron como una movida estratégica para conectar con los votantes cristianos más devotos.
Por otro lado, grupos defensores de la separación entre Iglesia y Estado recordaron que la religión es un asunto personal y que los funcionarios públicos deben ser cuidadosos al mezclarla con su papel institucional.
No es la primera vez
Rubio no es el primer político estadounidense que aparece con la cruz de ceniza en televisión. En otras ocasiones, Joe Biden y Jeb Bush también han sido vistos con este símbolo religioso. Sin embargo, en un momento de gran polarización política, la imagen del secretario de Estado ha cobrado una relevancia especial, avivando el debate sobre hasta qué punto la fe debe estar presente en el ámbito gubernamental.
Por ahora, el Departamento de Estado no ha emitido ningún comentario oficial sobre la controversia. No obstante, fuentes cercanas a Rubio han asegurado que él «no considera que expresar su fe sea incompatible con sus funciones diplomáticas». Mientras tanto, el debate sigue abierto: ¿fue un simple acto de devoción o una estrategia política bien calculada?
