Este domingo, en plena calle Figueredo esquina Mardonio Echevarría, en Bayamo, Granma, un grupo de revendedores de pan se liaron a pedradas en un espectáculo que dejó a más de uno con la boca abierta. Afortunadamente, no hubo heridos, pero el video del altercado, compartido por la usuaria Yamilis Alarcón en Facebook, no tardó en volverse viral. ¿El motivo de la pelea? Todavía no está claro, pero lo que sí se sabe es que la cosa se puso fea rápido.
En el video se ve cómo la tensión sube como la espuma. Piedras volando por doquier, gente tratando de calmar los ánimos y, en medio del caos, una señora aparece con un machete en mano, como si fuera a cortar la pelea de un tajo. «Pero, ¿y eso, acere?», se escucha decir a una vecina, claramente sorprendida por el desmadre. Y es que, en Cuba, hasta las riñas callejeras tienen su toque dramático.
Las autoridades, por ahora, no han dicho ni pío. No hay detenciones, ni declaraciones oficiales, pero los comentarios en redes no se han hecho esperar. Muchos cubanos han expresado su frustración, viendo en este incidente un reflejo del deterioro social que vive el país. «Esto es lo que pasa cuando la gente está desesperada», comentó un usuario, refiriéndose a la crisis económica que tiene a la población al borde del colapso.
Para algunos, esta pelea no es más que el resultado de años de escasez y falta de oportunidades. «El gobierno se ríe mientras el pueblo se mata por un pedazo de pan», escribió otro, criticando la aparente indiferencia de las élites ante el sufrimiento de la gente. Y es que, mientras los cubanos se enfrentan por lo básico, los de arriba parecen vivir en otra realidad.
La violencia en las calles es solo la punta del iceberg. Detrás de estas peleas hay una sociedad cansada, frustrada y sin esperanzas. «El pueblo descarga su ira porque no hay comida, ni luz, ni medicinas», explicó otro internauta. Cualquier roce, cualquier palabra malinterpretada, puede ser la chispa que encienda la mecha. Y eso es precisamente lo que pasó en Bayamo.
Pero esto no es un caso aislado. En enero de 2025, en una feria agropecuaria en Santiago de Cuba, dos ancianas se agarraron a golpes por unas viandas. Sí, leíste bien: dos abuelitas peleando como si fuera el round final de un combate de boxeo. La desesperación no tiene edad, y estos incidentes son solo ejemplos de cómo la falta de recursos está llevando a la gente a actuar de maneras impensables.
En diciembre de 2024, otro episodio dejó a muchos con el corazón en la mano. En Santiago de Cuba, personas, incluidos niños, recogieron frijoles del suelo después de que se derramaran unos sacos en la calle. Imágenes desgarradoras que muestran hasta qué punto ha llegado la crisis. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI la gente tenga que rebuscar comida del suelo?
El incidente en Bayamo es solo un capítulo más en esta historia de desesperación. Cada día que pasa, la fractura social se hace más evidente. Y mientras el gobierno guarda silencio, el malestar sigue creciendo. La violencia ya no es algo esporádico; se ha convertido en una forma cruda de expresar el descontento.